Autismo: Un enfoque real y esperanzador

Escrito por Elizabeth Méndez. Madre dominicana viviendo en Miami, FL. EEUU.

Cuando mi hijo David nació, sentí que me llenaba un sentimiento de amor más fuerte que yo y con el cual cada madre se siente identificada. Amor materno, puro e indescriptible, que llega como un rayo de luz rebosándome de pura felicidad.  Cada fibra de mi ser se sintió instantáneamente atada a amar sin condiciones al hermoso bebé que acurrucaban mis brazos con infinito regocijo.

Como toda madre,  me deleita y enorgullece ver a mi hijo crecer y aprender cosas nuevas.  Cuando era un bebé, David empezó a sonreír y a echar carcajadas a tiempo.  Le encantaba jugar peek-a-boo y seguirme alrededor de la casa, a puro gateo, para estar acompañado.  A los 10 meses, ya David caminaba. Era un deleite verlo mover y brincar al compás de la música.

David empezó a decir sus primeras palabras aproximadamente a los 13 meses de edad, que está dentro de lo que es típicamente apropiado.  Una belleza…y hasta el día de hoy, con la gracia de Dios, lo sigue siendo.

Lamentablemente no todo ha sido color de rosa.  Al considerarme una mamá  observadora, también fui notando comportamientos no-típicos en David desde tan temprano como los 6 meses de edad. Comportamientos que se hicieron más notorios a medida que pasaban los meses.

Al principio, yo no estaba segura qué grado de importancia asignarle a estas señales porque desconocía su posterior impacto.  Señales que le decían firmemente a mi instinto materno que algo no andaba bien con el desarrollo de David.

En un intento de mantenerme positiva, traté de negarme mis propias inquietudes pues me daba miedo pensar que algo podría andar mal con David. “¡Míralo!”, me decía a mí misma, “es inquieto, se ríe, es observador… nada anda mal con David. Es tonto preocuparse”.  Mas aún tratando de borrar mis preocupaciones y  mentirme con que todo andaba “bien”, algo tan poderoso como el instinto materno reinaba sobre mi juicio y seguía demandando que me mantuviera en observación sobre el desarrollo de David.

Como es natural, lloré ante mis temores, pero luego llegué a la conclusión de que David tal cual es, es MI realidad y eso nadie lo puede cambiar. Así que decidí enfrentar el problema y agarrar mis temores por los cuernos.  Yo soy la madre de David y si no lo ayudo yo, ¿quién lo va ayudar?

Me mantenía activa leyendo y buscando información en la Internet, y al ver que al año y medio de edad su desarrollo social y del habla no avanzaba como era esperado, ya estaba convencida de que algo no era típico y que David necesitaba ayuda.

En contra de mi esposo y mi familia, me llené de valor e impuse lo que mi instinto me designaba: buscar ayuda profesional para mi hijo.  Así lo hice.  Me anoté en lista de espera para terapias de Intervención Temprana en los Estados Unidos.  Gracias a este sistema, David calificó para terapias del habla y ocupacional antes de cumplir su segundo año, y luego, a los dos años y medio de edad, dos especialistas diferentes en los Estados Unidos, diagnosticaron a mi hijo formalmente con Autismo.  Su diagnóstico técnico en aquel entonces fue PDD-NOS (que pertenece al espectro autista), pero al pasar el tiempo ha ido tomando la connotación de Asperger, que es simplemente autismo de alto funcionamiento.

No hay necesidad de decir que me sentí devastada al confirmar que mis dudas eran ciertas, pero, al mismo tiempo, el diagnóstico me libró de dudas e incertidumbres y sin demora me puse en pie, a trabajar, y empecé la jornada de ayuda especial para mi hijo. Me inyectaba de ánimos el saber que estaba dándole a mi hijo el apoyo que él necesitaba y que esa ayuda le permite a David dominar sus retos como autista y alcanzar su máximo potencial.

¿Qué es el autismo?

El autismo es un trastorno del desarrollo con base neurológica. Sus causas son desconocidas y aunque hay debate sobre factores ambientales que podrían causarlo, hasta el momento sólo hay evidencias científicas de que la genética juega un rol. 

Actualmente,  en el 2010, se estima que el autismo afecta 1 en cada 110 niños en los Estados Unidos.  ¡No es un error!, la cifra está a nivel alarmante y se teme siga creciendo -  El Centro de Control de Enfermedades de los EEEUU así lo ha publicado, donde también se explica que el autismo afecta a los niños 4 veces más que a las niñas.  Es necesario hacer énfasis en el siguiente concepto: El autismo es un ESPECTRO.

Con espectro se quiere señalar, que el autismo puede afectar desde formas leves y casi imperceptibles (como Asperger, que es autismo de alto funcionamiento) a formas severas y profundas (como en los casos que se presentan a menudo en la televisión). 

Así pues, no existen dos niños iguales en el espectro autista. Los comportamientos autistas varían enormemente de un individuo a otro, y si existieran dos individuos que presentan un mismo comportamiento (por ejemplo: alinear objetos), entonces la intensidad con que se presenta un determinado comportamiento, varía de un individuo a otro. 

El autismo afecta igualmente todos los grupos étnicos y socioculturales así como también se ve que afecta a personas de diferentes coeficientes intelectuales.  Aunque es poco entendido científicamente hablando y faltan misterios por resolver, puede estar seguro de que el autismo NO tiene nada de sobrenatural ni sensacionalista.

Mitos que aclarar y verdades que entender

¿Es posible que un niño de un año y medio de edad que se ríe, que aplaude, que baila, que “interactúa” (hasta cierto punto), que es inteligente, que incluso tiene un vocabulario de varias palabras pueda ser autista? La respuesta es sí. 
La idea del clásico autismo de los años 40’s está desfasada. Y mucho más erróneo es, el concepto desinformativo y sensacionalista que nos trae el cine con el personaje de Rain Man en la película del mismo nombre. Hay algo importante y es que todos los autistas NO son iguales:

Luego de desmitificar todo lo anterior, en mi caso, puedo asegurar que David no presenta ninguno de esos comportamientos del autismo clásico.  David habla mucho, le gusta salir, es inteligente, bien cuerdo y siempre ha sido MUY afectivo y cariñoso. 

Tengo que admitir que afortunadamente, David se ve afectado levemente, al punto de poder burlar sin problemas el radar del observador no-entrenado, y en vez de pasar como autista, pasaría mas bien como “malcriado”.  David suena como que anda muy bien, ¿verdad? Y podría que a mí, como su madre, se me mal-catalogue de hipocondríaca.  Pero la realidad es que para sus doctores, terapeutas y maestros no cabe dudas que mi niño ES autista. 

Al final, es más apropiado decir, que cada comportamiento autista identificado clínicamente, puede afectar a ALGUNOS individuos en el espectro (no a todos).  También, es importante resaltar que ciertos comportamientos que se exhiben en la población autista NO son exclusivos a esta condición. Así por ejemplo, la gran mayoría de los niños que hablan tarde, simplemente hablan tarde sin tener ningún problema adicional, así como también,  hay niños completamente típicos, que suelen taparse los oídos o sacudir sus manos cuando están alegres (ciertamente hay autistas que hacen lo mismo, pero NO significa que todo el mundo que lo haga sea autista). 

Es prudente decir que el autismo, necesita un conjunto de síntomas y comportamientos en diferentes áreas del desarrollo, presentes al mismo tiempo, reinando ante todo un déficit marcado en la interacción social.  Al haber tantos síntomas de tendencias autistas que confunden y se solapan con otras condiciones que no son necesariamente autismo, se hace imperativo buscar ayuda de un especialista para aclarar cualquier duda.

¿Por qué es un trastorno del desarrollo?

 Porque sus señales son una serie de comportamientos que  están presentes a temprana edad, generalmente antes de los tres años, afectando diferentes áreas del desarrollo. Afecta especialmente el desarrollo del habla e interacciones sociales.
Hay una presencia constante de comportamientos repetitivos que varían de un individuo a otro. También, en el autismo, es frecuente ver el desarrollo fino-motor afectado (ejemplo: tener problema agarrando bien el lápiz) o la coordinación (tener problemas aprendiendo a pedalear un triciclo a los dos o tres años como los niños que se desarrollan típicamente).

Las primeras señales de David

 Cada niño presenta el autismo diferentemente, pero en la mayoría de los casos es posible detectar las señales antes del tercer año de edad.  En el caso particular de David, a pesar de ser un niño muy alegre, David evitaba mirar su imagen reflejada en el espejo tan temprano como a los 6 meses de edad. Es sabido que los bebés disfrutan ver otros niños y naturalmente se regocijan con su imagen de en el espejo.  David en contraste, evitaba mirarse al espejo, no le gustaba. 

Entre los 8-10 meses, noté que David no respondía a su nombre.  Ciertamente interactuaba conmigo y cuando aprendió a caminar era el primero en recibir a su papa cuando llegaba del trabajo, pero independientemente de todo su afecto, notaba que la calidad de su contacto visual era muy pobre y no mantenía la mirada de cara a y yo pensaba erróneamente que era “timidez”. 

Alrededor de los 10 meses, mientras otros niños responden a su nombre, noté que David no tenía idea de que su nombre era “David” y para llamar su atención, era inútil llamarlo por su nombre 50 veces. David no es sordo.  Él es capaz de oír cosas con tal nitidez que ni siquiera yo las oigo y siempre ha sido así. Si yo quería su atención, tenía que proceder a ponerme frente a él haciendo contacto físico.
La señal de autismo más fuerte de todas, es que a los 12-14 meses noté que David no utilizaba su dedito índice para apuntar con su dedo cualquier cosa que quisiera. Posteriormente aprendió a apuntar, pero esto ocurrió luego que cumplió los dos años … como David no apuntaba, si él necesitaba algo, usaba mi mano como un objeto de asistencia sin siquiera mirarme a los ojos para pedir ayuda. 

En la lista también hay que añadir, que David NO decía adiós con la manita, ni hacia uso del lenguaje corporal.  Sus primeras palabras fueron: octágono, círculo y los números del uno al diez y me lo encontré muy raro y causó curiosidad ¿Por qué decía esas palabras mucho antes de decir “mamá” o “leche”?  Sin exagerar, David se enseñó leer solo. Al cumplir los tres años, ya leía bastante. Suena raro, ¡pero es cierto! Todo el mundo me decía que es “un genio”, pero yo sabía que aprender a leer solo NO es típico.

Cuando lo llevaba al maternal con apenas 15 meses, David no quería estar con otros niños y solía separarse del grupo de niños y no jugaba con la casita ni los carritos.  Simplemente le gustaba alinear objetos (cubitos LEGOS o galletitas) o usar juguetes sin utilizar la imaginación ni hacerle saber a algún adulto cuánto le gustaba. Era como si él estuviera  sólo, viviendo en una burbujita… Aislado… Autónomo… Autista. 

Afortunadamente David ha venido recuperándose, y hoy, a la edad de 6 años, ha vencido muchos de sus retos y no sólo habla por montones, apunta, dice adiós y  me llama mamá, sino que también es capaz de jugar con otros niños (esto último con limitaciones, pero lo está logrando).

A continuación se presenta una condensación de las señales más clásicas que buscan los especialistas para diagnosticar autismo.  Siempre recuerde que una sola señal NO es indicativa de autismo. Se necesita que un profesional observe una suma de varios comportamientos en diferentes áreas del desarrollo para determinar la condición:

Diagnosticando a niñ@ AUTISTA: señales clásicas

No responde a su nombre a aproximadamente los 12 meses de edad.
Esto ocurre aun sabiendo que el oído del niño está bien.  
No apunta a objetos (con su dedito índice) mostrando interés en su alrededor para interactuar a aproximadamente los 14 meses de edad
Esta parte es lo que definen los profesionales como ausencia de la atención conjunta (joint-attention en inglés), que se trata de lo que  un niño normal hace naturalmente docenas de veces al día.

Ejemplos: Apuntar a un avión pasando o a otro bebé que esté cerca, mientras hace un pequeño contacto visual con el adulto que le acompaña para así compartir sus experiencias. Por la misma razón de que no apunta con su dedito, el niño con autismo no hace la conexión  de seguir y buscar con los ojos lo que otras personas apuntan.

No usa el lenguaje corporal (no-verbal)  para comunicarse y expresar ideas.
Ejemplos: No dice “adiós” o “ven acá” con la mano (esto lo hacen los bebés normales a cada rato). No encoge los hombros para decir “no sé”, no usa su cabeza para hacer el gesto corporal de decir “sí” o “no”.  No extiende una mano en señal de “dame”,  etc.

No  juega usando la imaginación a aproximadamente los 18 meses de edad.
Ejemplos: Jugar darle comida a una muñeca o jugar hablar por teléfono con una banana.

Evita contacto visual.

Tiene retraso en el habla y en las habilidades del lenguaje.
Como he indicado anteriormente, muchos niños con retraso en el habla NO tienen autismo. Por supuesto que hay que darle seguimiento al habla como caso aislado,  pero de ahí no pasa. En el caso de autismo, se necesitan más comportamientos presentes.  Afortunadamente, muchos niños con autismo  rebasan el retraso en su lenguaje mucho antes de ser adolescentes. Sólo los casos más severos de autismo han de ser no-verbales por toda su vida.

No interactúa socialmente con otros niños de su edad de forma adecuada

Usualmente, un niño normal interactúa con otros de su edad desde mucho antes de tener un año y medio.

Ciertamente hay que entender que los niños normales sólo juegan paralelamente hasta aproximadamente el tercer año, y lo del jugar “el topao” o “el doctor" se verá más tarde en la infancia. La idea es que desde bien temprano se exhiben comportamientos de interacción social donde el niño normal muestra interés saludando a otro niño, pasándole un juguete u observa con curiosidad lo que hacen sus amiguitos.

Un niño con autismo, en cambio, no muestra interés en otros niños, no los mira, no les enseña juguetes.  Puede que el niño con autismo se quede ahí, donde están los otros niños, por lo general jugando en sus propios términos lo que hace difícil percibir el déficit social a simple vista… Hay casos más serios donde el déficit es obvio y es en aquellos casos de niños autistas que se alejan y evitan a otros niños que entran en su espacio.

Repite frases escuchadas una y otra vez, o repite lo que otros dicen (ecolalia).

Notar que esto es común verlo en niños normales hasta 2-3 años de edad. Esta señal se refiere más específicamente a niños más grandecitos que tienen pobre entendimiento en la parte receptiva del lenguaje y repiten lo que escuchan sin comprensión o para lidiar con su ansiedad.

Se disgusta fácilmente o hace rabietas por cambios menores en su rutina.

Ejemplos: cambiarle el color del vaso en que toma jugo, o no prepararle la comida exactamente como le gusta.  Obviamente niños pequeños que se desarrollan normalmente hacen rabietas por cambios menores, pero en el caso de un niño autista, las rabietas llegan a niveles incompresibles porque su cerebro percibe los cambios diferentemente de los niños normales y las rabietas se extiende mucho más allá de los 3-4 años de edad.

Tiene intereses obsesivos y los temas que disfrutan suelen ser limitados a sus obsesiones.

Por ejemplo: Interés por los trenes. Otro ejemplo es ver cómo se saben con lujo de detalle los nombres y datos técnicos de cada tipo de dinosaurio, o jugador de beisbol habido y por haber (aún no le hayan puesto una mano a una pelota en su vida). 

Exhibe movimientos extraños y repetitivos con su cuerpo. 

Esto por lo general se observa en exceso. Ejemplos: sacudir la manos cuando están contentos, caminar mucho en la punta de los pies, hacer movimientos con los dedos de la mano y mirarse los dedos distraídamente el día entero, mecer el cuerpo constantemente, tirarse al piso y empezar a dar vueltas sin parar y sacudir su cabeza bruscamente mientras miran un bombillo o abanico de techo por mucho tiempo, sin marearse.

Tiene reacciones inusuales a las experiencias sensoriales (sonidos, olores, gustos, textura, etc.).

Formalmente esto se llama  Disfuncionalidad de la Integración Sensorial. Por ejemplo: No pueden disfrutar ir de compras a una tienda porque les molestan las luces blancas fluorescentes. No le es posible ir a un cine o a una fiesta de cumpleaños porque la bulla es muy alta y se tapan los oídos en señal de dolor. Niños autistas grandes pueden lamer objetos no comestibles (como juguetes y espejos) cuando los ven por primera vez, etc. Es precisamente por este desorden sensorial,  que el niño  autista es injustamente mal juzgado y tachado de “malcriado” porque hace una rabieta en una tienda o cumpleaños, por no poder expresar correctamente que sus sentidos del oído o la vista o de lo que sea, están siendo bombardeados.

Se entiende que hay excepciones y que existen niños que no son autistas que tienen problema adaptándose sensorialmente en ciertas situaciones (especialmente con el sentido del oído), sin embargo, para el niño autista, la disfuncionalidad sensorial lo hace sentirse ansioso, atolondrado y desubicado totalmente. 

Es prudente afirmar que absolutamente todos los individuos con autismo tienen algún nivel de disfunción sensorial, pero los sentidos afectados y la intensidad de la afección varía enormemente de un autista a otro.   En el caso de David, sus disfunción sensorial es en el sentido del gusto (tiene una dieta extremadamente limitada). David no le gustaba ni pizzas ni helados (grande favoritos entre los niños) hasta bien entrado en sus cinco años de edad. David también tuvo una etapa que se tapaba los oídos cuando iba a fiestas de cumpleaños, lo cual fue rebasado poco a poco a través de los años

Presenta retroceso de cualquier tipo en su desarrollo, en especial pérdida del  habla o habilidades sociales.

Ejemplos: solía apuntar con el dedo o decir adiós pero ya no lo hace. Solía decir palabras pero las perdió. En este caso, si se nota algún retroceso en el desarrollo es imperativo prestar atención al comportamiento del niño en general y llevarlo a un especialista.

¿Todos los autistas tienen problemas en el ámbito social?

 No se debe confundir ser “social” con ser “cariñoso". ¡Los autistas tienen corazón y emociones!

La respuesta es sí. Definitiva y totalmente sí… y es sin lugar a duda el único síntoma que comparten todos los autistas al 100%.  Pero ojo: No se debe confundir ser “social” con ser “cariñoso”. He aquí donde yace otro mito que es necesario aclarar.: ¡Los autistas tienen corazón y emociones! Mi hijo David es muy cariñoso y me recibe con los brazos abiertos y le encanta hacerme cosquillas y darme mimos.

Independiente de las muestras de cariño, cuando se dice que tienen problemas sociales, NO quiere decir que son totalmente asociables y que todos repudian un abrazo. Se refiere simplemente a que muchos autistas no logran tener un círculo social (amigos de su misma edad) ni mantenerlo exitosamente.

Muchos autistas desean ser sociales, pero lamentablemente es la calidad y connotación de su interacción social lo que interfiere en su intento. Por ejemplo, mi hijo David a pesar de ser muy cariñoso, es social en sus propios términos, pues aunque un poco tarde, lo cierto es que desarrolló interés por jugar con otros niños, y actualmente disfruta jugar con ellos hasta cierto punto.

Sin embargo, es la calidad en sus interacciones con sus amiguitos, que no está a la par con lo que se considera una interacción social normal. Muchas veces los niños le hablan a David, y él no pone atención y muchas veces no responde las preguntas que sus amiguitos le hacen. A veces, están jugando y sin alguna razón obvia, David se cansa de jugar con el grupo y se va a hacer algo solo. David habla, pero no es capaz de entablar una conversación por mucho tiempo con otros niños de su edad (mas allá de responder un par de preguntas), ¿ve la diferencia ahora?

Como ya es sabido, la gran porción de los autistas NO les interesa jugar con otros niños y se siente de lo más feliz auto-entreteniéndose con sus actividades preferidas.  Pero no siempre ése es el caso, y es posible ver cómo algunos niños autistas sí desean jugar con otros niños, PERO (y este es un gran pero), sienten necesidad de tomar control del juego, de ser “mandones”, porque tienen problemas entendiendo y adaptándose a los escenarios imaginativos de otros niños.

En otras palabras: Tienen problemas de flexibilidad social adaptándose a cambios y desapartándose un poco de sus obsesiones.  Así que por lo general terminan frustrados, separándose del grupo porque nadie quiere jugar con ellos.   Y no se trata de que los niños típicos sean malos, es que cuando un niño percibe a otro como “mandón”, naturalmente evita a esa persona.

¿Y qué hay del uso lenguaje como fenómeno social?

El lenguaje social es lo que se llama la pragmática del lenguaje y también se ve dramáticamente afectado en el autismo. Así pues, la pragmática se trata de ver una conversación fluida y variada entre dos niños de la misma edad (no imponer tema de la preferencia, si no adaptarse a los que otros estén hablando), entender chistes, lenguaje figurado, mentir y entender mentiras, etc.

Tener problemas con la pragmática es frustrante para muchos niños autistas.  Se sienten miserables y excluidos al no entender el lenguaje figurado,  ni entienden el porqué todo el mundo se ríe cuando se hace un chiste que incluye lenguaje figurado.

Si usted le dice a un niño con autismo de unos 8-10 años “no te voy a dar bizcocho” mientras guiña un ojo (en señal de broma), es posible que el niño autista haga una rabieta simplemente porque su cerebro autista no entiende el lenguaje corporal figurado de guiñar un ojo. Problemas con la pragmática son problemas invisibles y frustrantes y hace que muchos niños autistas se vean forzados  a auto-aislarse porque no se sienten identificados con la sociedad.

El Autismo: Qué pueden hacer los padres

 El mejor consejo que les puedo dar es el de paciencia.  Si usted sospecha que su niño tiene autismo o ya lo ha confirmado con un especialista, tranquilícese, y con calma tome una cosa a la vez. 
Si usted no se cuida puede deprimirse y eso sólo empeoraría las cosas ya que si usted no es fuerte, nadie podrá darle a su hijo la misma calidad de ayuda que usted puede darle. 

Recuerde: No es el fin del mundo. Si su niño tiene autismo,   sigue siendo la misma hermosa persona que usted conocía antes de sospechar el problema. Jamás permita que la etiqueta de autismo defina a su hijo en su totalidad. Su hijo no es sólo autismo. Su hijo es mucho más que es eso. Es el mismo niño alegre y travieso de antes. Sólo mire el autismo como un término clínico que utilizan los médicos para darle un nombre a los restos y dificultades que su niño enfrenta. Pero siempre confíe que con su ayuda, su niño es capaz de muchas cosas y de tomar control de sus dificultades.

Lea, busque información y ayuda.

Lamentablemente no existen muchos centros de ayuda especializados en autismo en Republica Dominicana y no tengo alguno específico que recomendar. Se tiene la opción de preguntar al pediatra más información en ese sentido.

La buena noticia es que con la magia de la Internet, se tiene acceso a mucha ayuda e información totalmente gratis. Al final, un especialista sólo le dará una orientación por un par de horas. El trabajo mayor les toca a los padres hacerlo en casa.

Nota de la redacción: En República Dominicana existe un excelente grupo de apoyo  para padres "Manos Unidas por el Autismo", que es además una fundación a través de la cual se coordinan varias  iniciativas que benefician a l@s niñ@s autistas y sus familiares.  Entra a su página Web para más detalles www.manosunidasporautismo.com o escrbie al correo electrónico grupodeapoyopadres@gmail.com

En mi caso con David, a pesar de recibir terapia del habla, todo lo concerniente específicamente a autismo lo trabajo yo misma, el día entero, con un estilo de vida hecho con amor y dedicación. 

Haga una búsqueda en Google pare encontrar grupos de apoyo en línea y foros en español a los cuales dirigirse con cualquier inquietud.  Si usted no tiene Internet, busque un amigo que le asista con la búsqueda.

Librería Cuesta y otras librerías del país también tienen a la venta libros y material sobre autismo.

Haga uso de la terapia del Juego

Hay un método para trabajar con niños con autismo en casa y del cual yo soy muy partidaria pues le debo el éxito del progreso de mi hijo. Es una terapia de juego y se llama Floortime.

Floortime es diseñado por el Doctor Stanley Greenspan para que los padres trabajen con su hijo y conviertan el lenguaje y juego en interacciones sociales con sentido. Existe mucho material informativo online gratuito para estudiar por horas y saber cómo trabajar con niños autistas.

Exponga a su hijo y no lo esconda pero tampoco lo obligue a ser social
 Haga las cosas pasito a pasito al compás de su hijo. No lo torture porque el autismo es una condición que lo afectará toda su vida. No se avergüence de su hijo.  Tome orgullo en su belleza de ser diferente y sáquelo a pasear a los sitios que él disfruta. Entienda sus limitaciones y no lo obligue a ser social.

Si su niño no desea jugar con otros niños, siéntese usted en el suelo y juegue con él. Quizás algo tan sencillo como un juego de cosquillas es la mejor terapia que él necesita para empezar a aprender que es divertido ser social.

Si el niño está dispuesto a interactuar con otros niños, invite un solo niño a la casa (alguien social y flexible) y trabaje sin atolondrar a su pequeño ni obligarlo a ser social de la noche a la mañana… pasito a pasito, usted irá viendo progreso.

El Autismo: Qué pueden hacer los demás familiares y amigos

Dé apoyo, sea compresivo y evite los comentarios negativos. No se adelante a mal-juzgar a un niño de “malcriado” o “samuro”. Lo que podría juzgarse de ser “una falta de disciplina”  o que “falta batuta y pela”, en realidad podría ser algo tan serio como autismo.

Todos los niños son seres dulces e inocentes. No es cierto que un niño desee ser “más malo que el gas morao”.

Si el hijo de algún familiar o amigo presenta problemas para adaptarse socialmente o presenta comportamientos raros, tenga cuidado de ofender innecesariamente al niño o a sus padres: 

  1. Mida sus palabras y utilice la prudencia y delicadeza en sus opiniones. 
  2. Ofrezca ayuda.
  3. Trate de entender la situación y juegue con ese niño.

Enséñelo a jugar y dele amor.

El Autismo: La aceptación es la clave

Todos fuimos creados por nuestro amado Padre Celestial. Todos los niños, normales o con necesidades especiales, tienen derecho a ser amados y a que se le respeten todos sus derechos. Sea que tenga autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral, dislexia, trastorno bipolar, lo que sea… Nunca menosprecie a su hij@. Tenga fe en su potencial y espere quedar impresionado de lo que es capaz.
La neurodiversidad es una belleza. Imagínese lo aburrido que fuera el mundo si todos fuéramos iguales.

Hay autistas que han hecho aportes maravillosos a la sociedad. Muchos de los grandes pensadores y científicos del mundo no eran típicos y de eso estamos seguros.  Personas de gran intelecto pero que fueron disléxicas, esquizofrénicas, ciegas, sordas, etc., que no se vieron cohibidas por sus retos para hacer un aporte importante a la humanidad. Mire los casos de Einstein, Mozart, Newton, Benjamín Franklin, Bill Gates, John Forbes Nash y Helen Keller como ejemplos... La lista de personas brillantes que salen del patrón típico es interminable.

Tal es el caso de la inigualable Temple Grandin, una autista que ha alcanzado renombre internacionalmente no sólo como profesora de universidad y científica de los ganados bovinos, sino también como autista y abogada de la belleza en ser neurodiferente.  Lea un poco sobre Temple Grandin, verá que el pronóstico es esperanzador y que el límite es el cielo.