El otro ayuntamiento posible

Por José L. Tavárez H José Tavárez - Variaciones del 4% para educación[*]

La actual administración edilicia de Santiago nos ha convencido de que un buen ayuntamiento es aquel donde se da prioridad a la construcción de aceras y contenes, edifica iglesias, hace escuelas y reparte ayudas entre personas necesitadas. Tan convencidos estamos de que esa es la mejor manera de gobernar la ciudad que hemos electo y reelecto al mismo síndico y parecemos dispuestos a volverlo a escoger en mayo del año próximo, esta vez por 6 en lugar de 4 años.

Ante esta eventualidad o la posibilidad de que surjan nuevas autoridades me he animado a exponer algunas ideas sobre otra forma de conducir este municipio en orden a alcanzar mejores estándares de calidad de vida, sostenibilidad ambiental y satisfacción de la población en general. Dentro de las cosas que se me ocurren están las siguientes:

  1. Regulación del tránsito: Alguien me dirá que ya eso se hace, pero nada está más lejos de la verdad. Nuestro ayuntamiento se limita a la asignación de franjas y la autorización de nuevas rutas, con el agravante de que se trata más de un negocio que de verdadera política para regular este servicio. Creemos sin embargo que se puede y se debe hacer más; por ejemplo las siguientes medidas:
  1. Recuperación de los espacios públicos y de las áreas verdes: Las autoridades edilicias han permitido que nuestra ciudad se convierta en un gran mercado sin orden ni reglas para su funcionamiento. Si a alguien se le ocurre poner una carretilla o carreta en plena calle se le debe permitir bajo el entendido de que se trata de un padre de familia. Así el “padrefamilismo” se ha apoderado de Santiago convirtiendo en un caos el movimiento peatonal y las demás actividades de los ciudadanos. Ante esto se debe pensar en soluciones sencillas y prácticas tales como:
  1. Disposición de la basura: Por desgracia este problema ha sido tratado más como un negocio o un asunto político que como un servicio comunitario. Hemos invertido sumas multimillonarias en compra de equipos y en el pago a las compañías recolectoras, solo para ver cómo Santiago sigue siendo un gran basurero extendido por toda la ciudad. La razón de esta situación está en la falta de educación ciudadana y la forma desorganizada en que se presta el servicio. Poco avanzaremos en la higienización de nuestra ciudad si tenemos medio millón de personas tirando basura y solo mil para recogerla. En las ciudades más limpias del mundo el camión pasa una o dos veces por semana, pero a nadie se le ocurre sacar su basura cuando no corresponde. Lamentablemente nuestras autoridades municipales, no creen en la educación ciudadana, porque supuestamente eso no da votos, como sí parece darlos una capilla, aunque se construya en un área verde.

Estas ideas y reflexiones críticas podrían tener cabida en otro tipo de ayuntamiento, solo que “quien con veneno se cría veneno es su comida”, y nosotros los santiagueros seguimos pensando que la fórmula de José Enrique es el único modelo posible de gestionar la ciudad. Así es que posiblemente nos esperen 4 años más de: una escuelita por allá, iglesita por aquí, club de dominós en el barrio tal, ayuda económica para perencejo, una receta para la vecina. Lamentablemente esto vendrá de la mano del caos en el uso de los espacios públicos, ruidos infernales en nuestras calles, contaminación y basura a la orden del día, en fin, más de lo mismo.



[*] El autor es filósofo, psicólogo y profesor universitario. Email: jotatavarez@yahoo.com