LA FILOSOFIA GRIEGA: DESDE LOS PRESOCRATICOS HASTA LA EPOCA CLASICA

(Recopilación de José Tavárez)

I.      LOS PRESOCRATICOS

1.1.   Tales de Mileto
1.2.   Anaximandro
1.3.   Anaxímenes
1.4.   Empédocles de Agrigento
1.5.   Demócrito de Abdera
1.6.   Anaxágoras
1.7.   Heráclito

II.      SOCRATES Y LOS SOFISTAS

2.1.   Los Sofistas
2.1.1. Gorgias
2.1.2. Protágoras
2.1.3. Critias

III.    FILOSOFIA GRIEGA CLASICA

3.1.   Sócrates
3.2.   Platón
3.3.   Aristóteles

  1. LOS PRESOCRATICOS.

La filosofía presocrática es el período de la historia de la filosofía griega que se extiende desde el comienzo mismo de ésta, con Tales de Mileto (nacido en el siglo VII a.C.), hasta las últimas manifestaciones del pensamiento griego no influidas por el pensamiento de Sócrates, aun cuando sean cronológicamente posteriores a él. Tales y los filósofos griegos posteriores a él se incluyen dentro de los llamados «presocráticos» hasta la época de Platón, cuyas obras más importantes corresponden a la primera mitad del siglo IV a.C. y afirman estar basadas directamente en las enseñanzas de Sócrates.

La obra de estos pensadores antiguos no nos ha llegado sino fragmentariamente, en citas de autores posteriores, por lo que el estudio de sus doctrinas debe tener presente constantemente la forma de transmisión textual y la valoración de las fuentes (Tomado de Wikipedia.org)

La principal preocupación de este grupo de filósofos giraba en torno al universo (Cosmos) procurando descubrir su génesis o primer principio de todo todo (arché o arjé).  Dentro de los más notables filósofos griegos de este período están: Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, Empédocles, Demócrito de Abdera, Anaxágoras, Heráclito y Parménides. Veamos algunos detalles en torno a este grupo de filósofos.

1.1 Tales de Mileto

(Mileto, actual Turquía, 624 a.C.-?, 548 a.C.) Filosófo y matemático griego. En su juventud viajó a Egipto, donde aprendió geometría de los sacerdotes de Menfis, y astronomía, que posteriormente enseñaría con el nombre de astrosofía. Dirigió en Mileto una escuela de náutica, construyó un canal para desviar las aguas del Halis y dio acertados consejos políticos. Fue maestro de Pitágoras y Anaxímenes, y contemporáneo de Anaximandro.

Tales de Mileto
Tales de Mileto

Fue el primer filósofo griego que intentó dar una explicación física del Universo, que para él era un espacio racional pese a su aparente desorden. Sin embargo, no buscó un Creador en dicha racionalidad, pues para él todo nacía del agua, la cual era el elemento básico del que estaban hechas todas las cosas, pues se constituye en vapor, que es aire, nubes y éter; del agua se forman los cuerpos sólidos al condensarse, y la Tierra flota en ella. Tales se planteó la siguiente cuestión: si una sustancia puede transformarse en otra, como un trozo de mineral azulado lo hace en cobre rojo, ¿cuál es la naturaleza de la sustancia, piedra, cobre, ambas? ¿Cualquier sustancia puede transformarse en otra de forma que finalmente todas las sustancias sean aspectos diversos de una misma materia? Tales consideraba que esta última cuestión sería afirmativa, puesto que de ser así podría introducirse en el Universo un orden básico; quedaba determinar cuál era entonces esa materia o elemento básico.

Finalmente pensó que era el agua, pues es la que se encuentra en mayor cantidad, rodea la Tierra, impregna la atmósfera en forma de vapor, corre a través de los continentes y la vida no es posible sin ella. La Tierra, para él, era un disco plano cubierto por la semiesfera celeste flotando en un océano infinito. Esta tesis sobre la existencia de un elemento del cual estaban formadas todas las sustancias cobró gran aceptación entre filósofos posteriores, a pesar de que no todos ellos aceptaron que el agua fuera tal elemento. Lo importante de su tesis es la consideración de que todo ser proviene de un principio originario, sea el agua, sea cualquier otro. El hecho de buscarlo de una forma científica es lo que le hace ser considerado como el "padre de la filosofía".

En geometría, y en base a los conocimientos adquiridos en Egipto, elaboró un conjunto de teoremas generales y de razonamientos deductivos a partir de estos. Todo ello fue recopilado posteriormente por Euclides en su obra Elementos, pero se debe a Tales el mérito de haber introducido en Grecia el interés por los estudios geométricos.

Ninguno de sus escritos ha llegado hasta nuestros días; a pesar de ello, son muy numerosas las aportaciones que a lo largo de la historia, desde Herodoto, Jenófanes o Aristóteles, se le han atribuido.

Aristóteles consideró a Tales como el primero en sugerir un único sustrato formativo de la materia; además, en su intención de explicar la naturaleza por medio de la simplificación de los fenómenos observables y la búsqueda de causas en el mismo entorno natural, Tales fue uno de los primeros en trascender el tradicional enfoque mitológico que había caracterizado la filosofía griega de siglos anteriores.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/tales.htm

1.2 Anaximandro

(Mileto, hoy desaparecida, actual Turquía, 610 a.C.-id., 545 a.C.) Filósofo, geómetra y astrónomo griego. Discípulo de Tales, Anaximandro fue miembro de la escuela de Mileto, y sucedió a Tales en la dirección de la misma. Según parece, también fue un activo ciudadano de Mileto, y condujo una expedición a Apolonia (Mar Negro).

Anaximandro se dedicó a múltiples investigaciones, que le llevaron a la afirmación de que la Tierra es esférica y que gira en torno a su eje. También se le atribuye el trazado de un mapa terrestre, además de otros trabajos como la fijación de los equinoccios y los solsticios, y el cálculo de las distancias y los tamaños de las estrellas, así como la elaboración de un reloj de sol y de una esfera celeste.

Anaximandro
Anaximandro

No menos asombrosas son las elucubraciones de Anaximandro sobre el origen de los seres vivos y del hombre. Todos proceden del fenómeno húmedo (la tierra en un principio era líquida, y por el proceso de disociación, lo húmedo dio lugar a lo viviente). El hombre tuvo como primeros antepasados a los peces y luego a otros animales primitivos. Con razón, por lo tanto, podría ser considerado como el primer cosmólogo y como el antecesor de la teoría del evolucionismo.

Respecto a la filosofía de Anaximandro, de su obra Sobre la naturaleza sólo nos ha llegado un fragmento, y sólo la conocemos por los testimonios posteriores. Se sabe que coincide con Tales en defender que existe un solo principio básico (arché) como generador de todas las cosas, al que él llamó ápeiron (lo indefinido e indeterminado): sustancia indeterminada, ilimitada e indefinida, que es a la par eterna. Sólo él es incorruptible e imperecedero. Todas las otras cosas se derivan de él y están sujetas a nacimiento y desaparición, por la fuerza de los contrarios presentes en ellas: caliente y frío, húmedo y seco, etc.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/anaximandro.htm

1.3 Anaxímedes

Anaxímedes
Anaxímedes

(?, h. 588 a.C.-?, h. 534 a.C.) Filósofo griego. Discípulo de Anaximandro y de Parménides, se desconocen la mayor parte de los detalles de la biografía de Anaxímenes y de sus actividades. Según el historiador Apolodoro, Anaxímenes vivió hacia la época de la toma de Sardes y murió antes de que la ciudad de Mileto fuera destruida (494 a.C.).

Miembro de la escuela milesia, Anaxímenes afirmó que el principio material y primero, el origen de todas las cosas (arché) era el aire, sustancia sensible, pero que raya en lo incorpóreo. Explica el origen de todas las cosas a partir de un doble proceso por el que el aire se modifica: rarefacción, que da origen al fuego, y condensación, del que se derivan las nubes, el agua, la tierra y las rocas.

Con estas dos nociones, Anaxímenes explica los cambios de la naturaleza, o lo que es lo mismo, dos modalidades de movimiento: cuantitativa y cualitativa. El mundo entero está envuelto en el aire como en su propia alma. La misma alma humana, fundida en el alma del mundo, es también aire. De esta manera concibió el mundo como un ser vivo, análogamente a como concebía el alma de los hombres: «De la misma manera que nuestra alma, que es aire, nos sostiene, igualmente un soplo y el aire envuelven el mundo entero.» En su concepción, la Tierra es plana y flota, pero no ya sobre el agua, como quería Tales, sino en el aire; sostuvo también que los astros no se mueven bajo la Tierra sino en torno a ella.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/anaximenes.htm

1.4 Empédocles de Agrigento

Empédocles de Agrigento
Empédocles de Agrigento

(Agrigento, Sicilia, 484 a.C.-?, 424 a.C.) Filósofo y poeta griego. Realmente se conoce muy poco de la biografía de Empédocles; su personalidad está envuelta en la leyenda, que lo hace aparecer como mago y profeta, autor de milagros y revelador de verdades ocultas y misterios escondidos.

Empédocles nació en el seno de una familia ilustre, y llegó a ser jefe de la facción democrática de su ciudad natal. Su fama como científico y médico-taumaturgo, unida a su posición social, le permitió ocupar importantes cargos en la vida pública. El final de su vida lo pasó exiliado en el Peloponeso. Se forjaron varias versiones en torno a su muerte, la más conocida de todas es aquella según la cual se habría arrojado al volcán Etna para ser venerado como un dios por sus conciudadanos.

De sus escritos se conservan únicamente los Políticos, el tratado Sobre la medicina, el Proemio a Apolo, Sobre la naturaleza (sólo se conservan unos 450 versos de los 5.000 de que constaba la obra) y las Purificaciones (de argumento místico e inspirado en el orfismo). Parece que hay que considerar espúreas las tragedias que se le atribuyen. Escribió sus obras en forma de poemas. Su doctrina parece depender en muchos puntos de Parménides, a quien se supone conoció en un viaje a Elea.

En sus obras Empédocles comienza, como Parménides, estableciendo la necesidad y perennidad del ser. Pero su originalidad consiste en conciliar dicha necesidad con el devenir, con el transcurrir de todo. Intentando responder a esta cuestión, nos habla de cuatro "raíces" (rhicómata) eternas, los cuatro elementos naturales: fuego, agua, aire y tierra.

Estas raíces corresponden a los principios (arjé) de los jónicos, mas, a diferencia de éstos, -que se transforman cualitativamente y se convierten en todas las cosas-, las raíces de Empédocles permanecen cualitativamente inalteradas: son originarias e inmutables (se prepara así la noción de "elementos"). Lo que provoca el cambio son dos fuerzas cósmicas que él llama Amor y Odio. (También en esto Empédocles prepara el camino para la causa o fuerza natural).

Para Empédocles, el Amor tiende a unir los cuatro elementos, como atracción de lo diferente; el Odio actúa como separación de lo semejante. Cuando predomina totalmente el Amor, se genera una pura y perfecta esfera toda ella igual e infinita, que goza de su envolvente soledad. El Odio comienza entonces su obra, deshaciendo toda la armonía hasta la separación completa del caos. De nuevo al Amor interviene para volver a unir lo que el odio ha separado, y así, las dos fuerzas, en sus cíclicas contiendas, dan vida a las diversas manifestaciones del cosmos.

Los cuatro elementos y las dos fuerzas que lo mueven explican asimismo el conocimiento, según el principio de que lo semejante se conoce con lo semejante. Las cosas emanan flujos que, pasando a través de los poros de los elementos, determinan el contacto y el reconocimiento.

Sobre estas bases Empédocles dedicó gran interés a la observación de la naturaleza (botánica, zoología y fisiología), y expuso originales concepciones sobre la evolución de los organismos vivos, la circulación de la sangre, y la sede del pensamiento en el corazón, tesis acogida durante mucho tiempo por la medicina. Esta doctrina de la evolución y transformación de todos los seres le da pie para la teoría de la metempsícosis: por ley necesaria los seres expían sus delitos a través de una serie de reencarnaciones. "Yo he sido ya, anteriormente, muchacho y muchacha, arbusto, pájaro y pez habitante del mar". Solamente los hombres que logren purificarse podrán escapar por completo del círculo de los nacimientos y volver a morar entre los dioses.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/empedocles.htm

1.5 Demócrito de Abdera

Demócrito de Abdera
Demócrito de Abdera

(Abdera?, hoy desaparecida, actual Grecia, h. 460 a.C.-id.?, h. 370 a.C.) Filósofo griego. Demócrito fue tan famoso en su época como otros filósofos de la importancia de Platón o de Aristóteles y debió de ser uno de los autores más prolíficos de la Antigüedad, aunque sólo se conservan fragmentos de algunas de sus obras, en su mayoría de las dedicadas a la ética, pese a que se le atribuyen diversos tratados de física, matemáticas, música y cuestiones técnicas.

Demócrito fundó la doctrina atomista, que concebía el universo constituido por innumerables corpúsculos o átomos sustancialmente idénticos, indivisibles («átomo» significa, en griego, inseparable), eternos e indestructibles, que se encuentran en movimiento en el vacío infinito y difieren entre sí únicamente en cuanto a sus dimensiones, su forma y su posición. La inmutabilidad de los átomos se explica por su solidez interior, sin vacío alguno, ya que todo proceso de separación se entiende producido por la posibilidad de penetrar, como con un cuchillo, en los espacios vacíos de un cuerpo; cualquier cosa sería infinitamente dura sin el vacío, el cual es condición de posibilidad del movimiento de las cosas existentes.

Para Demócrito, todo cuanto hay en la naturaleza es combinación de átomos y vacío: los átomos se mueven de una forma natural e inherente a ellos y, en su movimiento, chocan entre sí y se combinan cuando sus formas y demás características lo permiten; las disposiciones que los átomos adoptan y los cambios que experimentan están regidos por un orden causal necesario. En el universo, las colisiones entre átomos dan lugar a la formación de torbellinos a partir de los que se generan los diferentes mundos, entre los cuales algunos se encuentran en proceso de formación, mientras que otros están en vías de desaparecer. Los seres vivos se desarrollan a partir del cieno primitivo por la acción del calor, relacionado con la vida como también lo está el fuego; de hecho, los átomos del fuego y los del alma son de naturaleza similar, más pequeños y redondeados que los demás.

La ética de Demócrito se basa en el equilibrio interno, conseguido mediante el control de las pasiones por el saber y la prudencia, sin el recurso a ninguna idea de justicia o de naturaleza que se sustraiga a la interacción de los átomos en el vacío. Según Demócrito, la aspiración natural de todo individuo no es tanto el placer como la tranquilidad de espíritu (eutimia); el placer debe elegirse y el dolor, evitarse, pero en la correcta discriminación de los placeres radica la verdadera felicidad.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/democrito.htm

1.6. Anaxágoras

Anaxágoras
Anaxágoras

(Clazómenas, actual Turquía, 500 a.C. - Lámpsaco, id., 428 a.C.) Filósofo, geómetra y astrónomo griego. Probable discípulo de Anaxímenes, Anaxágoras perteneció a la denominada escuela jónica y abrió la primera escuela de filosofía en Atenas.

Fueron discípulos suyos Pericles, Tucídides, Eurípides, Demócrito, Empédocles y, aunque no se sabe a ciencia cierta, Sócrates. Padeció la expulsión de Atenas bajo la acusación de ateísmo; según los testimonios de la época, el motivo real fue su afinidad con Pericles, quien se hallaba en oposición a Tucídides.

Anaxágoras acepta la teoría de la inmutabilidad del ser, siguiendo en esto el pensamiento de Empédocles. Pero se esfuerza por conciliar las dos tendencias: la de la inmovilidad del ser y la del eterno devenir. Si Empédocles explicó la constitución de los seres desde el punto de vista cuantitativo (a base de los cuatro elementos), Anaxágoras lo hará apelando al aspecto cualitativo. No son cuatro las partículas constitutivas, sino infinitas. Se trata de que en cada cosa existen muchos gérmenes (spérmata) cualitativamente diferentes. Anaxágoras se pregunta cómo podría surgir el pelo del no-pelo, por ejemplo. Llega a la conclusión de que para que algo surja ha de estar antes presente en aquello de lo cual procede. Es decir: llega así al principio Todo está en todo. Tenemos aquí una doctrina precursora de la teoría de los átomos.

Anáxagoras situó el principio de todas las cosas (arché) en el nous (entendimiento), encargado de imprimir orden al caos original, y en su tratado Sobre la naturaleza, del que apenas nos han llegado algunos fragmentos, afirmó la divisibilidad indefinida del espacio y del tiempo.

El gran aporte de Anaxágoras al pensamiento filosófico es precisamente haber introducido en la explicación del universo el nous como fuerza motora de todo cuanto existe. La entidad del nous es tal que se halla por encima de cualquier otra realidad. El nous "es infinito y autónomo, y con nada se mezcla", y todas las cosas se ven impregnadas de él. Bien advierte Aristóteles: "Cuando afirmó que existe una mente, tanto en los seres vivos como en la naturaleza, apareció un hombre juicioso entre los desatinados que le precedieron".

Pero Anaxógoras no llevó su descubrimiento hasta sus últimas consecuencias: se quedó ahí, en la causalidad del nous sin atribuirle ninguna causa final. Y esto será lo que le reprocharán tanto Aristóteles como Platón. Por otra parte, el nous, aunque es de una materia sutilísima y pura, en Anaxágoras no llega a ser inmaterial. Y es que estaba aún lejos la distinción entre materia y espíritu. Con todo, justo es atribuirle un puesto importante en la elaboración del monoteísmo griego.

Anaxágoras dio también un gran impulso a la investigación de la naturaleza fundada en la experiencia, la memoria y la técnica. A él se le atribuyen las explicaciones racionales de los eclipses y de la respiración de los peces, como también investigaciones sobre la anatomía del cerebro.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/anaxagoras.htm

1.7 Heráclito

(Éfeso, hoy desaparecida, actual Turquía, h. 540 a.C.-Éfeso, id., h. 470 a.C.) Filósofo griego. Muy poco se sabe de la biografía de Heráclito de Éfeso, apodado el Oscuro por el carácter enigmático que revistió a menudo su estilo, como testimonia un buen número de los fragmentos conservados de sus enseñanzas.

Las enseñanzas de Heráclito, según Diógenes Laercio, quedaron recogidas en una obra titulada De la naturaleza, que trataba del universo, la política y la teología –aunque probablemente esta subdivisión la introdujera una compilación alejandrina de los textos de Heráclito–, pero lo que ha llegado hasta nosotros de su doctrina se encuentra en forma fragmentaria y sus fuentes son citas, referencias y comentarios de otros autores.

Heráclito
Heráclito

Algunos de estos fragmentos presentan, sin embargo, la apariencia de aforismos completos, lo cual apoya la idea de que su estilo de pensamiento fue oracular. Ello ha dado pie, incluso, a formular la hipótesis de que Heráclito no escribió, en realidad, ningún texto, sino que sus enseñanzas fueron exclusivamente orales, y que fueron sus discípulos los encargados de reunir lo esencial de ellas en forma de sentencias.

Sea como fuere, la oscuridad de Heráclito ha quedado caricaturizada en la leyenda acerca de su muerte: enfermo de hidropesía, preguntaba enigmáticamente a los médicos si podrían de la lluvia hacer sequía; como ellos no lo entendiesen, se enterró en estiércol en la suposición de que el calor de éste absorbería las humedades, con el resultado de que aceleró el fatal desenlace. De creer a Diógenes Laercio, la causa de la afección habría sido su retiro en el monte, donde se alimentaba de hierbas, movido por su misantropía.

El desprecio de Heráclito por el común de los mortales concordaría con sus orígenes, pues parece cierto que procedía de una antigua familia aristocrática, así como que sus ideas políticas fueron contrarias a la democracia de corte ateniense y formó, quizá, parte del reducido grupo, integrado por nobles principalmente, que simpatizaba con el rey persa Darío, a cuyos dominios pertenecía Éfeso por entonces, contra la voluntad de la mayoría de sus ciudadanos. A estos últimos, en cualquier caso, no debió de apreciarlos en demasía, y Heráclito los colmó de improperios cuando expulsaron de la ciudad a su amigo Hermodoro.

A tenor de lo que se desprende de los diversos fragmentos, Heráclito explicó la práctica totalidad de los fenómenos naturales, atribuyendo al fuego el papel de constituyente común a todas las cosas y causa de todos los cambios que se producen en la naturaleza. La importancia que concedió a la afirmación de que todo está expuesto a un cambio y un flujo incesantes, seguramente fue exagerada por Platón, quien contribuyó de manera decisiva a perpetuar la imagen del filósofo efesio como exponente de un relativismo radical.

El universo de Heráclito está, ciertamente, formado por contrarios en perpetua oposición, lo cual es condición del devenir de las cosas y, al mismo tiempo, su ley y principio; pero los contrarios se ven conducidos a síntesis armónicas por el logos, proporción o medida común a todo, principio normativo del universo y del hombre que, en varios aspectos, resulta coextensivo con el elemento cósmico primordial, el fuego, por lo que algunas interpretaciones los identifican. Cada par de opuestos es una pluralidad y, a la vez, una unidad que depende de la reacción equilibrada entre ambos; el equilibrio total del cosmos se mantiene merced a la interacción sin fin entre los opuestos, garantía de que el cambio en una dirección acabará por conducir a otro cambio en la dirección contraria.

El logos expresa la coherencia subyacente de las cosas, que los hombres deben tratar de comprender, ya que la sabiduría consiste en entender cómo se conduce el mundo, y ese entendimiento ha de ser la base de la moderación y el autoconocimiento, que Heráclito postuló como ideales éticos del hombre.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/heraclito.htm

1.8 Parménides de Elea

(Elea, actual Italia, h. 540 a.C.-id., h. 470 a.C.) Filósofo griego. Apenas se conocen datos fiables sobre la biografía de Parménides. Su doctrina, todavía objeto de múltiples debates, se ha reconstruido a partir de los escasos fragmentos que se conservan de su única obra, un extenso poema didáctico titulado Sobre la naturaleza.

Partiendo de la identificación del plano lógico con el ontológico, es decir, tras considerar que nada en el mundo puede contradecir lo que es necesario desde el punto de vista del pensamiento, Parménides realiza un análisis del «ser» o «lo ente» que le lleva a negar la pluralidad y el movimiento.

Parménides de Elea
Parménides

Esto es así porque el ser no puede ser engendrado, pues en ese caso él mismo no sería el arché (principio) de todas las cosas; no puede cambiar, porque en ese caso devendría una cosa distinta de lo que es, es decir, no-ser, y el no-ser es inconcebible; tampoco puede estar dividido, pues entonces debería estar separado por algo distinto de sí mismo, lo que implicaría de nuevo el no-ser. De todo ello deduce que lo ente es inmutable, único, eterno e indivisible, y que la pluralidad y el movimiento son irracionales e ininteligibles, pura apariencia.

Existe aún polémica sobre si debe entenderse esta afirmación en sentido literal o de otro modo. En cualquier caso, los atributos que Parménides atribuyó al ser fueron transferidos por Demócrito y Empédocles al átomo, y se hallan en el origen del materialismo filosófico.

Por otro lado, su doctrina inició la llamada escuela eleática, cuya figura más representativa fue Zenón de Elea, que dedicó sus esfuerzos a problematizar la posibilidad del movimiento a través de una serie de paradojas que se harían célebres.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/parmenides.htm

II. SÓCRATES Y LOS SOFISTAS

La primera generación de filósofos griegos estuvo preocupada por establecer el arjé o primer principio del universo. Los naturalistas de ese grupo Tales, Anaximandro, Anaxímenes, etc., querían encontrar la respuesta en algún elemento de la naturaleza (agua, aire, fuego, etc.). Esta diversidad de respuestas pareció no satisfacer la curiosidad de aquella generación de quienes buscaban una alternativa a las explicaciones mágico-religiosas.

En ese contexto aparecen las primeras explicaciones por el hombre (ser humano, hombre/mujer), es decir, se empieza a tomar al hombre mismo como objeto de la reflexión filosófica. Surgen entonces preguntas cómo:

  1. ¿Puede el hombre conocer la verdad?
  2. ¿Debe el hombre practicar el bien?
  3. ¿En qué consiste la virtud?

La nueva generación de filósofos griegos, a partir del Siglo V a. C., llevarán la reflexión filosófica por nuevos caminos, ampliando su horizonte hacia preocupaciones donde el factor humano, sus propias capacidades, su comportamiento ético, la vida política, etc., se ubican en primer plano. Veamos otros detalles de este período:

En el ambiente del siglo V a de Cristo, en un momento en que todo era sometido a las normas de la razón, era provervial la seguridad y el orgullo sofista en el poder del individuo y de su razón. El Sofista se considera un profesional, un sabio a nativitate [Ver Eutidemo 294 e]. Considera el saber como el único remedio a los peligros de la existencia y aspira, por todo ello, a convertir el azar en destreza, a quedar por encima de los golples de la fortuna. [Ver Gorgias 448c].
Pues bien, en relación con este ambiente y con este tipo de personaje, surge la figura de Sócrates manteniendo una posición no radicalmente opuesta sino diferente. Tales diferencias no fueron siempre bien comprendidas por sus contemporaneos, como lo demuestran los testimonios de Aristófanes en las Nubes o un mismo discípulo suyo, pero sofista en sus planteamientos, como fue Critias.

Jenofonte [Ver Recuerdos I,6] nos presenta la radical oposición entre el modo de vida sofista y socrática.

Sócrates -le dijo un día Antifón-, yo creía que la filosofía hacía feliz, así que lo que tú practicas, más me parece lo contrario. Comes y bebes mal y tienes un mismo y miserable manto para el verano y para el invierno. No vives elegante y libremente, y lo que yo creo que eres es maestro de mala suerte.

El maestro se dió cuenta del reto y contestó:
Tú crees que yo vivo mal, pero fíjate: como no cobro dinero, hago lo que me parece sin que nadie me pueda exigir ni obligar, y como me conformo con poco, no necesito más. Mi salsa es el hambre, lo que da sabor al agua que bebo es mi sed. Porque tú ingenuamente crees que la molicie y lo caro es la felicidad, mientras que yo ya sé que lo divino es no necesitar nada. Yo no quiero necesitar nada.

De nuevo Antifón se atrevió a desafiar al maestro:
Admito que eres justo, pero lo que no eres es sabio. Regalas tu enseñanza y no la aprecias en su valor, y como no estimas en nada lo que te podría valer dinero, pues no eres nada sabio.

Sócrates contesta que es habil abogado:
Yo creo que la sabiduría y la flor de la edad son por el estilo: si llamamos prostituido a quien vende la flor de su edad, habrá que llamárselo también a quien vende la de su sabiduría. Y la gente les llama a los tales algo así: sofistas. Yo no quiero dinero - dice el maestro en un alarde de dialéctica sofística (porque lo sofístico para Sócrates es el manejar tal dialéctica por dinero, no en sí mismas estas argucias que los modernos llamamos sofísticas) - sino amigos, y con dar mi ciencia gano amigos, con lo que no pierdo nada.

El tema de la contraposición entre la codicia de los sofistas y el desinterés de Sócrates, que regala su ciencia (porque ya hemos visto que Sócrates no la consideraba suya, sino que la creía tan existente y tan real, tan estando ahí fuera, que le parecía que no tenía derecho a considerarla como de su propiedad particular), es uno de los puntos en que los discípulos insisten para salvar la memoria de Sócrates. Era un argumento que estaba al alcance de cualquiera y que explicaba bien palpablemente la diferencia entre Sócrates y los sofistas. Ganar dinero era un tosco símbolo de la ciencia entendida pragmáticamente, como medio de lucrarse al momento, mientras que el saber por sí mismo, el saber como satisfacción del apetito de saber, es decir, como felicidad, era el fin único que Sócrates buscaba.

(Tomado de http://www.paginasobrefilosofia.com/html/sofisoc.html)


II.      SOCRATES Y LOS SOFISTAS

 DIFERENCIAS BÁSICAS ENTRE SÓCRATES Y SOFISTAS

 SOFISTAS

SÓCRATES

Cobraban por enseñar y sus enseñanzas se dirigían básicamente a quienes deseaban conocer el arte político.

Creía que la verdad no puede enseñarse. No cobraba por enseñar y hablaba con cualquier ateniense en cualquier lugar.

Poseían un saber enciclopédico. Usaban el discurso (cerrado) o el agon (debate).

Su enseñanza se realiza mediante el diálogo, a base de preguntas y respuestas orientadas.

Perseguían la persuasión; mediante argucias argumentativas buscaban el razonamiento más capaz de emocionar a su audiencia. Pero su discurso buscaba crear consenso democrático y fundar la ley en la ciudad.

Perseguía la verdad mediante el análisis de las definiciones de los conceptos morales. La verdad se descubre por un proceso mayéutico (de análisis para ayudar a nacer la verdad en uno mismo).

Eran escépticos en epistemología y relativistas en moral.

El bien y la razón son inmutables (universalismo moral).

La areté (excelencia, virtud) se identifica con la fama social, con el reconocimiento público.

La areté se identifica con la cura del alma, con el conocimiento de uno mismo y el esfuerzo por la mejora moral.

No hay ninguna relación entre nomos (ley política) y phisis (ley natural).

La ley política ha de ser expresión de la ley física, las definiciones de los conceptos morales han de ser tan claras como las definiciones matemáticas.

Eran extranjeros llegados a Atenas porque era una gran potencia y actuaban como consejeros políticos.

Era ateniense y no participaba activamente en política, aunque tenía muchos amigos en el partido conservador. Se consideraba un ‘tábano de Atenas’, un provocador en política.


Escribieron numerosas obras aunque sólo nos han llegado fragmentos.

No escribió nada, conocemos su obra

básicamente por sus discípulos.


Pretendían enseñar la virtud. Les interesaba el poder, no la verdad.

Creía que la virtud es imposible de enseñar, pero se puede desvelar, porque reside en el alma. Le interesaba la verdad, no el poder político.

Son críticos de la tradición religiosa.

Se siente vinculado a la ciudad, la ciudadanía virtuosa exige cumplir con las leyes y por eso acepta morir.


Tomado de http://www.alcoberro.info/pdf/sofistes01.pdf

2.1 Los Sofistas

sofistas

Los sofistas eran los sabios primitivos que a partir de Sócrates y Platón perdieron su prestigio, siendo designados con este nombre en sentido peyorativo.

Eran pensadores que en el siglo quinto antes de Cristo se dedicaban a enseñar principalmente retórica, o sea el arte de hablar bien y de la erística, o arte de persuadir y convencer.

El objetivo de los sofistas era darle la formación a los jóvenes, que ellos consideraban necesaria, para dedicarse a la política.

El sofismo representa el fin del período llamado cosmológico, en que la inquietud del saber se centraba en la naturaleza, y el inicio del período antropológico, centrado en el hombre.

La inestable situación política de Grecia obligaba al ciudadano libre a intervenir más en los asuntos del Estado en virtud de la disparidad de las doctrinas filosóficas existentes.

Los sofistas no creían en el ideal de la verdad absoluta y priorizaban el concepto de utilidad, enseñando la virtud como la capacidad de ser eficaz en política.

Para el sofismo toda moral y cultura proviene del hombre y este concepto los llevó a romper con el pensamiento tradicional que los llevó a un escepticismo y relativismo subjetivo.

Creían en el carácter funcional del lenguaje y en que no existe un conocimiento válido y necesario, y esta forma de pensar los convirtió en los primeros en incursionar en una teoría del conocimiento.

Las doctrinas de Parménides y Heráclito llevaron a una actitud escéptica sobre la validez de la percepción de los sentidos, ya que si según Parménides el Ser es estático, inmóvil, eterno y el movimiento ilusorio; la percepción nos engaña; o si según Heráclito todo está cambiando sin cesar y lo único seguro es el cambio, también es imposible darle crédito a lo que percibimos.

La opinión de filósofos prominentes antes de Sócrates y Platón, aún se contradecían unos a otros porque todavía no habían surgido pensadores capaces de hacer una síntesis superior, con lo verdadero de ambas posturas.

Por lo tanto, existía desconfianza en las cosmologías de los filósofos presocráticos, que provocó volver la mirada del hombre hacia si mismo.

Platón fue el que brindó la posibilidad de tener en cuenta la mutabilidad y la estabilidad de las cosas y también la reflexión sobre las civilizaciones y las culturas.

Estas diferencias hacían que se cuestionaran sobre si las distintas formas de vivir y los diferentes códigos religiosos y éticos eran producto del hombre y en consecuencia mutables o bien impuestos por ley, o tal vez dependían de la naturaleza, o podían ser verdades reveladas en forma sagrada o divina.

Protágoras, el más notable de los sofistas, se ocupaba del microcosmos más que del macrocosmos, o sea del hombre, como el misterio más grande, su civilización y sus costumbres.

El sofismo también se diferenció de la filosofía griega por su método, ya que aunque la vieja filosofía no excluía la observación empírica era típicamente deductiva, o sea que una vez que el sabio tenía un principio constitutivo general del mundo debía explicar a partir de él los fenómenos concretos. En tanto que los sofistas trataban de reunir una gran cantidad de observaciones de hechos particulares para sacar conclusiones, tanto teóricas como prácticas, siendo su método por lo tanto, empírico inductivo.

Estas conclusiones no pretendían establecer normas basadas en una verdad absoluta; a diferencia de la filosofía griega antigua que buscaba la verdad objetiva, ya que los cosmólogos querían descubrir esa verdad objetiva del mundo en forma desinteresada.

El método sofista más cuestionado era la enseñanza de la erística o el arte de persuadir y ganar las controversias, principalmente en lo concerniente a ganar los litigios judiciales. Obviamente en la práctica, esta habilidad podía equivaler a que la causa injusta pareciera justa, cuestión contraria al afán de llegar a la verdad de los antiguos filósofos.

Los jóvenes recibían con entusiasmo las enseñanzas sofistas pero los mayores tradicionalistas temían por la formación de sus descendientes.

El sofismo sirvió de transición a la fase de la filosofía de Platón y Aristóteles que siempre los consideraron en forma peyorativa.

Fuente: “Sócrates y Platón-Vida, pensamiento y obra, Colección Grandes Pensadores, Edic. Planeta DeAgostini, S.A., año 2007. 

Tomado de http://filosofia.laguia2000.com/filosofos-pre-socraticos/los-sofistas

Dentro de los más notables sofistas se encuentran Gorgias, Protágoras y Critias. Veamos algunos detalles del pensamiento de estos filósofos:

2.1.1 Gorgias

Gorgias(Leontini, c. 487 - Larisa, c. 380 a.J.C.) Filósofo griego. La vida de Gorgias, nacido hacia 487 a.C. en Lentini, Sicilia (vivió 108 años en perfecta salud física), estuvo marcada por fuertes alternancias de éxitos y fracasos: viajó por toda Grecia ejercitando con gran éxito el arte retórico, acumuló una ingente fortuna económica y dirigió la formación de numerosos seguidores. Lo acompañó una merecida fama de dialéctico capaz de desarrollar razonamientos aplastantes para sostener opiniones muy alejadas del buen sentido y de los comunes valores; por ejemplo, que nada existe, su tesis más célebre, o bien que Elena, la adúltera responsable de la guerra de Troya, no fue culpable.

Gorgias fue el más admirado maestro de retórica de la antigua sofística. Los sofistas, literalmente los sabios, es el nombre que recibió un grupo de intelectuales que en la Atenas de mediados del siglo V empezó a hacer del saber una profesión impartiendo, con gran escándalo de los filósofos, lecciones de retórica y elocuencia a los jóvenes de la clase dirigente que pretendían dedicarse a la carrera política. Dado que la prestación de servicios pagados estaba mal considerada por los ciudadanos atenienses de buena condición social, los sofistas fueron tratados con desprecio por la élite intelectual.

El relativismo cognoscitivo sostenido por los sofistas, según el cual no hay ninguna verdad absoluta sino sólo un enfrentamiento entre opiniones diversas, acabó por conceder una importancia extraordinaria a la retórica, el arte del discurso y de la persuasión, la capacidad de vencer en la polémica más allá de la intrínseca bondad de las propias razones. No hay que infravalorar la importancia del movimiento sofista en la historia del pensamiento: fueron ellos los primeros en situar los problemas del hombre en el centro de la reflexión filosófica, anticipando la inminente revolución socrática.

Los rasgos característicos de la figura de Gorgias que nos han sido transmitidos por los testimonios clásicos se encuentran admirablemente fundidos en el diálogo platónico que se titula justamente con su nombre. En Gorgias, Platón nos presenta al viejo retórico que, en la cumbre de la fama y de la gloria, se jacta con solemnidad y suficiencia de su habilidad como improvisador y exalta el poder maravilloso de la palabra, pero se niega a admitir que el justo pueda echar de menos el conocimiento de la retórica. Son después sus discípulos Polo y, sobre todo, Calicles, quienes, discutiendo con Sócrates, desarrollan con estricta lógica el indiferentismo moral implícito en la posición de Gorgias.

El prestigio de Gorgias como padre de la retórica se basaba en el hecho de que fue el primer teorizador de las reglas del buen escritor que fue oído y seguido. Su fama llegó al máximo cuando, enviado como embajador a Atenas por sus conciudadanos, para solicitar ayuda contra Siracusa, conquistó a los habitantes de la capital cultural de la Hélade, apasionados por sus bellos discursos, con su palabra elocuente y persuasiva. Consiguió reunir tal fortuna con su enseñanza que se hizo levantar en Delfos una estatua de oro macizo.

Como orador debe considerársele fundador de la oratoria llamada "epidíctica". Los discursos que nos han sido conservados son: un Epitafio, un Olímpico, un Pítico, un Elogio de los eleáticos, todos ellos en fragmentos. Nos queda, en cambio, el texto integro de los ejercicios sofísticos, el Elogio de Elena y la Apología de Palamedes. En ellos, Gorgias hace ostentación de su habilidad dialéctica. Respecto a la traición conyugal de Elena, que desencadenó la guerra de Troya, Gorgias demuestra con una fuerte vena de ironía la no culpabilidad de la imputada, argumentando que la mujer fue raptada contra su voluntad pero no con violencia, sino a través del poder ejercido sobre ella por las palabras de su seductor. La influencia de Gorgias sobre sus continuadores casi no tiene igual en la prosa antigua. Su discípulo e imitador fue Isócrates, el gran orador ateniense del siglo IV. Su propensión al estilo grandilocuente, adornado de expresiones poéticas y de figuras retóricas, constituyó el primer ejemplo de prosa artística.

Menor importancia tiene Gorgias como filósofo. Escribió una obra titulada Sobre el no ser o sobre la naturaleza, cuyo contenido doctrinal, basado en un escepticismo total, es conocido por nosotros sobre todo por la exposición que de él hace el pequeño tratado Sobre Melisso, Jenófanes y Gorgias, falsamente atribuido a Aristóteles. Se trata, posiblemente, de una obra en la que Gorgias no expresaba puntos de vista personales, sino que polemizaba con los eleáticos y denunciaba las inevitables consecuencias escépticas de esta filosofía.

Las tres tesis sostenidas por Gorgias en Sobre el no ser o sobre la naturaleza se encuentran entre las más extremas de toda la entera tradición filosófica: 1) nada existe; 2) si algo existiese, no podría ser conocido; 3) si algo existiese y pudiese ser conocido, no podría, en cualquier caso, ser comunicado. Mucho se ha discutido sobre cómo interpretar ideas tan alejadas del sentido común: ¿se trata de un ejemplo de osadía retórica, una especie de broma dialéctica apta para desconcertar al auditorio, o bien Gorgias quería realmente sostener este radical escepticismo cultural, metafísico y gnoseológico, es decir, relativo a la capacidad de pensar, conocer y comunicar?

Lo que desconcertaba a los filósofos contemporáneos, y que Gorgias en realidad no se cuidaba de ocultar, era que él no creía en las tesis que sostenía; por el contrario: ante una simple petición era capaz de imaginar argumentos aptos para probar la tesis contraria, transformando lo verdadero en falso y viceversa. Como decir que no hay ninguna verdad absoluta e incontrovertible, sino sólo opiniones; no existe ningún lógos, ninguna explicación última e inopinable, sino sólo retórica: la persuasión, la seducción intelectual. Todo ello, sin embargo, no implica para Gorgias el fin de la filosofía: ésta sigue cumpliendo una importante función orientadora y ayuda a los hombres a elegir las opiniones más útiles, más o menos adecuadas a la situación real, ya que en un mundo dominado no por la razón sino por el azar, es importante saber aprovechar la ocasión.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/gorgias.htm

2.1.2 Protágoras de Abdera

(Abdera, actual Grecia, 480 a. C.-id., 410 a. C.) Filósofo griego. Fue el primero en adoptar el calificativo de sofista y el precursor de la profesionalización de la enseñanza retórica. En su ciudad natal fue al parecer discípulo de Demócrito. Recorrió a lo largo de cuarenta años gran parte de las islas del Mediterráneo y parece ser que en el 445 a.C. se estableció en Atenas, donde alcanzó una gran reputación.

Protágoras
Protágoras

Amigo de Pericles, al parecer murió ahogado durante un viaje a Sicilia, cuando huía de las acusaciones de impiedad de las que fue objeto en la ciudad de Atenas a la muerte de aquél (416 a.C.). Protágoras había afirmado en uno de sus escritos que "Sobre los dioses no puedo saber si existen o no; hay muchas dificultades para saberlo con seguridad; el asunto es oscuro y la vida corta".

De sus obras más importantes, Verdad y Sobre los dioses, se conservan sólo algunos fragmentos. La doctrina de Protágoras ha sido interpretada, desde Platón (quien le dedicó un diálogo, titulado Protágoras), como un relativismo que se expresaría en la célebre máxima de que "el hombre es la medida de todas las cosas". Afirmaba que de los objetos conocemos no lo que son, sino lo que nos parecen (no la esencia sino la apariencia), al tiempo que defendía el carácter convencional de las normas morales.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/protagoras.htm

2.1.3 Critias

Critias (griego antiguo Κριτίας) (460-403 a. C.) fue un sofista griego nacido en Atenas. Hijo de Calescro, fue tío carnal de Platón.

Aunque es principalmente recordado por haber formado parte del gobierno de los Treinta Tiranos impuesto por los espartanos tras su victoria sobre Atenas, también produjo una amplia gama de obras, además de dedicarse a la enseñanza y la poesía.

Critias es una de las figuras atenieneses más enigmáticas y polémicas del siglo V a. C. Pocos escritores de la Grecia clásica fueron tan prolíficos. Existe cierto disenso acerca de la autoría de algunas obras que se le atribuyen, conservándose únicamente fragmentos de las mismas.

Primeros hechos

La primera aparición de Critias en la historia, es como uno de los hermocópidas, es decir, uno de los implicados en la mutilación de los hermas en el 415 a. C. Critias es mencionado en el testimonio de Andócides durante el curso de la investigación del crimen,1 a pesar de que no se sabe nada más acerca de su participación en dicho crimen. También hay referencias esporádicas a Critias en algunos de los acontecimientos principales de los últimos años de la Guerra del Peloponeso. No se sabe a ciencia cierta si era miembro del gobierno oligárquico de Los Cuatrocientos, en el 411 a. C., pero siguió a Frínico, el oligarca radical y cabecilla de Los Cuatrocientos tras la caída del régimen en el 410 a. C.

Carrera política

En los años posteriores a la caída del régimen, Critias estuvo implicado activamente en política como asociado de Alcibíades. Critias proclama en uno de sus poemas elegíacos que propuso la vuelta de Alcibiades del exilio, probablemente alrededor del año 408 a. C. (fragmentos 4 y 5). Debido a la opinión popular ateniense contra Alcibiades, Critias probablemente siguió a Alcíbiades al exilio en el año 406 a. C. Durante este tiempo, Critias estuvo implicado en una insurrección en Tesalia, pero se desconoce el alcance de su particición, aparte de la enigmática declaración de defensa de Terámenes sobre el juicio y la ejecución de los generales atenienses acusados de no rescatar a los supervivientes en la Batalla de Arginusas:

[Critias] estaba en Tesalia organizando la democracia con Prometeo y armaba a los penestes contra sus amos.

No se posee suficiente información sobre la historia de Tesalia, como para saber quién era Prometeo, o determinar la naturaleza de la revolución "democrática" en la cual Critias pudo estar implicado.

A la llegada de su exilio en la primavera del año 404 a. C., Critias era uno de los cinco cabecillas que lideraban varias facciones oligárquicas de la posguerra ateniense Critias era también miembro principal de los Treinta Tiranos, cuyo reinado de terror brutal en los años 404403 a. C. fue vivamente relatado por Jenofonte. En el reinado de terror de los Treinta Tiranos se cometieron ejecuciones sumarias, incautación de propiedades y el exilio de cientos de demócratas atenienses. Incluso Terámenes, uno de los miembros fundadores de los Treinta, fue ejecutado sin derecho a réplica tras haberse opuesto a Critias en público. Otra víctima de los Treinta fue el aún exiliado Alcibíades, que permanecía en su estado fortificado de Tracia. Según los informes de Cornelio Nepote y Plutarco, que se encargaron de biografiar la vida de Alcibíades más tarde, fue el propio Critias, su viejo compañero, quién ordenó su asesinato en el año 403 a. C.

Para más información sobre el tema, véase la muerte de Alcibíades.

Hay indicios de que Critias tenía cierto grado de control sobre la caballería ateniense y sobre "Los Once", que actuaban como verdugos.7 Critias también parece ser el guía de los elementos más extremistas de Los Treinta. Se convirtió en su indiscutido líder tras la ejecución de Terámenes en el año 403 a. C. También aparece como uno de los principales legisladores de la oligarquía.

Independientemente de cuales fueran los planes de Critias y Los Treinta para el establecimiento de un nuevo régimen oligárquico en Atenas, los mismos fueron desbaratados abruptamente por los éxitos militares de un grupo de exiliados pro-democráticos liderado por Trasíbulo en el puesto fronterizo ateniense de Filé y en la ciudad portuaria de Pireo.

En un sólo día, en mayo del año 403 a. C., en una batalla entre las fuerzas comandadas por Trasíbulo, las fuerzas de Critias y los partidarios de Los Treinta, la mente maestra del movimiento oligárquico fue derrotado. En aquella época Critias, comandante de la falange, optó por una línea de 50 escudos hoplitas. Los propios miembros de Los Treinta se encontraban entre las primeras filas, en el extremo izquierdo de la falange. Lejos de evitar el peligro del campo de batalla, Critias se colocó en el extremo izquierdo de la línea. Sin embargo, la formación de la falange en una columna profunda falló, costando muchas vidas en una batalla sangrienta. Critias fue uno de los más de 70 que perdieron la vida en dicha batalla. La muerte de Critias dejó a los miembros restantes de Los Treinta y a otros 3.000 hombres sin líder y confusos. Las tentativas de establecer un nuevo gobierno oligárquico fallaron y la democracia fue restaurada poco tiempo después.

Un monumento fue erigido a Critias y Los Treinta, en el que se podía ver una oligarquía personificada llevando antorchas y dando fuego a la democracia. Una inscripción en la base del monumento rezaba "Esto es un monumento conmemorativo a esos nobles hombres que refrenaron a los hubris atenienses de los demócratas atenienses durante un breve período". El precio que tuvieron que pagar por ello fue la vida de al menos 1.500 atenienses.

Platón admite en su séptima carta que el comportamiento extremo de Critias así como el de otro primo suyo, Cármides (líder de Los Diez que gobernaron El Pireo durante el gobierno de Los Treinta) alejaron cualquier pensamiento de que él hubiera podido tener acerca de tener una carrera política.

Relación con Sócrates

Entre las leyes bosquejadas por Critias había un decreto de prohibición de "instrucción en el arte de palabras". Jenofonte divulga que Sócrates respondió con una contestación sarcástica: "si alguien fuera un pastor e hiciera su rebaño menor y más pobre, él no diría que es un mal pastor; si alguien fuera un líder de una ciudad e hiciera a sus ciudadanos más pobres, él no estaría avergonza do ni pensaría que es un mal líder". Aunque es la relación entre Critias y su profesor anterior la que Jenofonte niega, es Caricles quien amenaza a Sócrates con el castigo si no renuncia a seguir haciendo declaraciones contra el régimen.Critias permanece en el fondo de la conversación, haciendo solamente una observación acerca de la afinidad del filósofo hacia los "curtidores, artesanos, y a los trabajadores del bronce". En otro cara a cara, Sócrates regaña a Critias por su atracción y comportamiento excesivamente celoso por un hermoso joven llamada Eutidemo diciendo que él se frotaba contra otro hombre joven "como un pequeño cerdo que se rasca contra una roca". Anécdotas como estas de Sócrates y de Critias, demostraban que ambos se divertían y se conocían mutuamente, pero también estaban a menudo en desacuerdo el uno con el otro.

A pesar de las amenazas y la obvia tensión que había entre los dos, Sócrates sobrevivió al terror y a la guerra civil posterior. Quizás fue por la insistencia de Critias por la que el comportamiento insubordinado de Sócrates fue pasado por alto durante el terror. Fuera la que fuera la razón, está claro en los acontecimientos del enjuiciamiento de Sócrates en el año 399 a. C. y las reprimendas dispersadas en la literatura de los siglos IV y III a. C., que la unión entre Critias y el filósofo se propagó rápidamente en la mente popular.

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Critias

III. FILOSOFÍA GRIEGA CLASICA

La Filosofía Griega, en este período,  alcanza su mayor esplendor: De la mano de los tres grandes (Sócrates, Platón y Aristóteles) extiende la preocupación filosófica a temas tan variados como la política, metafísica, ética, ciencia, arte, sin olvidar las preocupaciones por el universo y el hombre que abordaron sus predecesores. A Platón y Aristóteles, en particular, se les atribuye haber recogido y sistematizado gran parte del saber anterior, que de no ser por este esfuerzo posterior, se hubiera perdido. Veamos algunos detalles de esta época (Siglos V y IV a C.) y de sus principales representantes:

Se denomina filosofía clásica al pensamiento de los filósofos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles, que influyó notablemente en la cultura occidental.

Sócrates (-470 al -399 a. de C.) no escribió su doctrina, pero ésta llegó a conocerse gracias a los escritos de Platón (-428 al -347 a. de C.), su discípulo.

La filosofía de Sócrates es básicamente moral y ética. Trataba de llegar al conocimiento de los valores morales por medio de preguntas, intentando alcanzar la verdad descartando las respuestas que no eran lógicas.

Este método, denominado mayéutica, lo llevaba a investigar principalmente los temas éticos.

Tenía la convicción que el hombre es sabio cuando reconoce que no sabe, que la vida no vale la pena vivirla sin reflexionar, que la ética es lo más valioso y que la persona que es bondadosa, podrá sufrir pero no perderá nunca su bondad.

Fue un hombre odiado y temido porque no tenía pelos en la lengua. Decía todo lo que le parecía correcto y a veces, en sus pláticas dejaba descolocado a muchos ciudadanos con poder.

Debido a estas características y también por sus ideas políticas contrarias al régimen imperante, Sócrates fue condenado a muerte con los cargos de no aceptar a los dioses que adoraba su pueblo y de corromper a la juventud con ideas liberales; y pudiendo salvarse, eligió morir fiel a sus principios.

Platón, quedó muy afectado por la muerte de Sócrates y huyó de Atenas. Volvió después de doce años y fundó La Academia, institución dedicada a la investigación científica y filosófica y uno de sus magnos discípulos fue Aristóteles.

Su pensamiento se basa en el pensamiento de Sócrates y está expuesto en sus famosos diálogos con Sócrates.

El platonismo se basa en la creencia de realidades inalterables y eternas, independientes de las cosas mundanas. Creía en la existencia de valores absolutos entrelazados en un mundo eterno.

El método de Platón para llegar al conocimiento era la dialéctica, diálogos que intentaban buscar la verdad por medio de la razón y la intuición.

Aristóteles (-384 al -322 a. de C.), discípulo de Platón, fue un filósofo y científico griego que sentó las bases de la historia intelectual de Occidente.

Estudió en la Academia de Platón durante 20 años y posteriormente fue maestro de Alejandro Magno en Macedonia.

Fundó su propia academia a la que llamo el Liceo, precursora de las universidades actuales.

Poseía vastísimos conocimientos de física, química, biología, zoología, botánica, psicología, política y ética, lógica y metafísica y de historia, literatura y retórica.

Inventó el sistema para el estudio de la lógica formal llamado Silogística, muy valorado por los científicos del siglo XIX.

Su doctrina continúa hoy en día siendo debatida en los medios filosóficos modernos.

Su método para llegar al conocimiento era la lógica.

Tanto Sócrates, como Platón y Aristóteles fueron pensadores realistas, que trataban de llegar a la verdad a través de la razón, responsables de haber dado el gran paso adelante del mito al logos.

(Tomado de http://filosofia.laguia2000.com/filosofia-griega/filosofia-clasica)

Más detalles sobre estos filósofos clásicos:

3.1 Sócrates

(Atenas, 470 a.C.-id., 399 a.C) Filósofo griego. Fue hijo de una comadrona, Faenarete, y de un escultor, Sofronisco, emparentado con Arístides el Justo. Pocas cosas se conocen con certeza de la biografía de Sócrates, aparte de que participó como soldado de infantería en las batallas de Samos (440), Potidea (432), Delio (424) y Anfípolis (422). Fue amigo der> Aritias y de Alcibíades, al que salvó la vida.

Sócrates
Sócrates

La mayor parte de cuanto se sabe sobre él procede de tres contemporáneos suyos: el historiador Jenofonte, el comediógrafo Aristófanes y el filósofo Platón. El primero retrató a Sócrates como un sabio absorbido por la idea de identificar el conocimiento y la virtud, pero con una personalidad en la que no faltaban algunos rasgos un tanto vulgares. Aristófanes lo hizo objeto de sus sátiras en una comedia, Las nubes (423), donde se le identifica con los demás sofistas y es caricaturizado como engañoso artista del discurso.

Estos dos testimonios matizan la imagen de Sócrates ofrecida por Platón en sus Diálogos, en los que aparece como figura principal, una imagen que no deja de ser en ocasiones excesivamente idealizada, aun cuando se considera que posiblemente sea la más justa.

Se tiene por cierto que Sócrates se casó, a una edad algo avanzada, con Xantipa, quien le dio dos hijas y un hijo. Cierta tradición ha perpetuado el tópico de la esposa despectiva ante la actividad del marido y propensa a comportarse de una manera brutal y soez.

En cuanto a su apariencia, siempre se describe a Sócrates como un hombre rechoncho, con un vientre prominente, ojos saltones y labios gruesos, del mismo modo que se le atribuye también un aspecto desaliñado. Sócrates se habría dedicado a deambular por las plazas y los mercados de Atenas, donde tomaba a las gentes del común (mercaderes, campesinos o artesanos) como interlocutores para someterlas a largos interrogatorios.

Este comportamiento correspondía, sin embargo, a la esencia de su sistema de enseñanza, la mayéutica, que él comparaba al arte que ejerció su madre: se trataba de llevar a un interlocutor a alumbrar la verdad, a descubrirla por sí mismo como alojada ya en su alma, por medio de un diálogo en el que el filósofo proponía una serie de preguntas y oponía sus reparos a las respuestas recibidas, de modo que al final fuera posible reconocer si las opiniones iniciales de su interlocutor eran una apariencia engañosa o un verdadero conocimiento.

La cuestión moral del conocimiento del bien estuvo en el centro de las enseñanzas de Sócrates, con lo que imprimió un giro fundamental en la historia de la filosofía griega, al prescindir de las preocupaciones cosmológicas de sus predecesores. El primer paso para alcanzar el conocimiento, y por ende la virtud (pues conocer el bien y practicarlo era, para Sócrates, una misma cosa), consistía en la aceptación de la propia ignorancia.

Sin embargo, en los Diálogos de Platón resulta difícil distinguir cuál es la parte que corresponde al Sócrates histórico y cuál pertenece ya a la filosofía de su discípulo. No dejó doctrina escrita, ni tampoco se ausentó de Atenas (salvo para servir como soldado), contra la costumbre de no pocos filósofos de la época, y en especial de los sofistas, pese a lo cual fue considerado en su tiempo como uno de ellos.

Con su conducta, Sócrates se granjeó enemigos que, en el contexto de inestabilidad en que se hallaba Atenas tras las guerras del Peloponeso, acabaron por considerar que su amistad era peligrosa para aristócratas como sus discípulos Alcibíades o Critias; oficialmente acusado de impiedad y de corromper a la juventud, fue condenado a beber cicuta después de que, en su defensa, hubiera demostrado la inconsistencia de los cargos que se le imputaban. Según relata Platón en la apología que dejó de su maestro, éste pudo haber eludido la condena, gracias a los amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir, pues como ciudadano se sentía obligado a cumplir la ley de la ciudad, aunque en en algún caso, como el suyo, fuera injusta. Peor habría sido la ausencia de ley.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/socrates.htm

3.2 Platón

Filósofo griego (Atenas, 427 - 347 a. C.). Nacido en el seno de una familia aristocrática, abandonó su vocación política por la Filosofía, atraído por Sócrates. Siguió a éste durante veinte años y se enfrentó abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias…). Tras la muerte de Sócrates (399 a. C.), se apartó completamente de la política; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado. Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde entró en contacto con los discípulos de Pitágoras; luego pasó algún tiempo prisionero de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo regresar a Atenas.

Platón
Platón

Allí fundó una escuela de Filosofía en el 387, situada en las afueras de la ciudad, junto al jardín dedicado al héroe Academo, de donde procede el nombre de Academia. La Escuela, una especie de secta de sabios organizada con sus reglamentos, residencia de estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios especializados, fue el precedente y modelo de las modernas instituciones universitarias.

En ella se estudiaba y se investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado que la Filosofía englobaba la totalidad del saber, hasta que paulatinamente fueron apareciendo -en la propia Academia- las disciplinas especializadas que darían lugar a ramas diferenciadas del saber, como la Lógica, la Ética o la Física. Pervivió más de novecientos años, hasta que Justiniano la mandó cerrar en el 529 d. C., y en ella se educaron personajes de importancia tan fundamental como Aristóteles.

A diferencia de Sócrates, que no dejó obra escrita, los trabajos de Platón se han conservado casi completos y se le considera por ello el fundador de la Filosofía académica (a pesar de que su obra es fundamentalmente un desarrollo del pensamiento socrático). La mayor parte están escritos en forma de Diálogos, como los de La República, Las Leyes, El Banquete, Fedro o Fedón.

El contenido de estos escritos es una especulación metafísica, pero con evidente orientación práctica. El mundo del verdadero ser es el de las ideas, mientras que el mundo de las apariencias que nos rodean está sometido a continuo cambio y degeneración. Igualmente, el hombre es un compuesto de dos realidades distintas unidas accidentalmente: el cuerpo mortal (relacionado con el mundo sensible) y el alma inmortal (perteneciente al mundo de las ideas, que contempló antes de unirse al cuerpo). Este hombre dual sólo podría conseguir la felicidad mediante un ejercicio continuado de la virtud para perfeccionar el alma; y la virtud significaba, ante todo, la justicia, compendio armónico de las tres virtudes particulares, que correspondían a los tres componentes del alma: sabiduría de la razón, fortaleza del ánimo y templanza de los apetitos. El hombre auténtico será, para Platón, aquel que consiga vincularse a las ideas a través del conocimiento, acto intelectual -y no de los sentidos- consistente en que el alma recuerde el mundo de las ideas del cual procede.

Sin embargo, la completa realización de este ideal humano sólo puede realizarse en la vida social de la comunidad política, donde el Estado da armonía y consistencia a las virtudes individuales. El Estado ideal de Platón sería una República formada por tres clases de ciudadanos -el pueblo, los guerreros y los filósofos-, cada una con su misión específica y sus virtudes características: los filósofos serían los llamados a gobernar la comunidad, por poseer la virtud de la sabiduría; mientras que los guerreros velarían por el orden y la defensa, apoyándose en su virtud de la fortaleza; y el pueblo trabajaría en actividades productivas, cultivando la templanza.

Las dos clases superiores vivirían en un régimen comunitario donde todo (bienes, hijos y mujeres) pertenecería al Estado, dejando para el pueblo llano instituciones como la familia y la propiedad privada; y sería el Estado el que se encargaría de la educación y de la selección de los individuos en función de su capacidad y sus virtudes, para destinarlos a cada clase. La justicia se lograría colectivamente cuando cada individuo se integrase plenamente en su papel, subordinando sus intereses a los del Estado.

Platón intentó plasmar en la práctica sus ideas filosóficas, aceptando acompañar a su discípulo Dión como preceptor y asesor del joven rey Dionisio II de Siracusa; el choque entre el pensamiento idealista del filósofo y la cruda realidad de la política hizo fracasar el experimento por dos veces (367 y 361 a. C.).

Sin embargo, las ideas de Platón siguieron influyendo -por sí o a través de su discípulo Aristóteles- sobre toda la historia posterior del mundo occidental: su concepción dualista del ser humano o la división de la sociedad en tres órdenes funcionales serían ideas recurrentes del pensamiento europeo durante siglos. Al final de la Antigüedad, el platonismo se enriqueció con la obra de Plotino y la escuela neoplatónica (siglo iii d. C.).

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/platon.htm

El universo (Cosmos) según Platón:

El platonismo ha sido interpretado tradicionalmente como una forma de dualismo metafísico, a veces referido como realismo platónico o exagerado. De acuerdo a esto, la metafísica de Platón divide al mundo en dos distintos aspectos; el mundo inteligible —el mundo del auténtico ser—, y el mundo que vemos alrededor nuestro en forma perceptiva —el mundo de la mera apariencia—. El mundo perceptible consiste en una copia de las formas inteligibles o Ideas. Estas formas no cambian y sólo son comprensibles a través del intelecto o entendimiento – es decir, la capacidad de pensar las cosas abstrayéndolas de como se nos dan a los sentidos. En los Libros VI y VII de la República, Platón utiliza diversas metáforas para explicar sus ideas metafísicas y epistemológicas:las metáforas del sol, la muy conocida "alegoría de la caverna" y, la más explícita, la de la línea dividida.

En su conjunto, estas metáforas transmiten teorías complejas y difíciles; está, por ejemplo, la Idea del Bien, a la que tiene como principio de todo ser y de todo conocer. La Idea de Bien realiza esto en la manera similar que el sol emana luz y permite la visión de las cosas y la generación de éstas en el mundo perceptivo (ver la alegoría del sol).

En el mundo perceptivo, las cosas que vemos a nuestro alrededor no son sino una ligera resemblanza con las formas más reales y fundamentales que representa el mundo inteligible de Platón. Es como si viéramos una sombra de las cosas, sin ver las cosas mismas; estas sombras son una representación de la realidad, pero no la realidad misma (ver mito de la caverna en La República, libro VII).

A pesar de muchas críticas sobre su supuesto dualismo, Platón se refiere a un único universo. A modo pedagógico desdobla el universo en dos y, como quien saca una foto de un paisaje, describe una realidad compleja en dos dimensiones: su línea donde asienta la parte del universo que el ser humano puede percibir por los sentidos y la parte del universo que actúa como causa del anterior y que el ser humano puede aprender por medio de la hipótesis de la hipótesis superior. Así, quien mira el paisaje se dará cuenta que es imposible que el paisaje 'sea' meramente lo que la fotografía muestra.

En el primer segmento de esta línea asienta los objetos que son perceptibles por los sentidos y a la vez los divide en dos clases y refiere para cada tipo de objeto una forma (u operación) en que el alma conoce estos objetos. La primera son las imágenes o sombras que se desprenden de los objetos físicos imágenes de las que se puede obtener un conocimiento casi nulo, por tanto, el ser humano imagina qué pueden ser estas sombras. En la segunda división de este primer segmento asienta a los objetos físicos que cumplen un doble papel, son generados por lo que llamará seres inteligibles inferiores y superiores a la vez que con otros elementos (i.e. la luz) generan las sombras. A estos corresponde la operación de la creencia porque al estar en constante cambio por estar sujetos al tiempo y al espacio nunca 'son'.

En el segundo segmento de la línea Platón asienta los objetos que sin poderse percibir por los sentidos son percibidos por el alma y son los generadores de los que se encontraban en el primer segmento de la línea y también la divide en dos. En la primera parte de este segundo segmento asienta los seres inteligibles inferiores, los principios matemáticos y geométricos. Estos entes todavía guardan algún tipo de relación con la parte del universo sensible porque se los puede representar (por ejemplo, un cuadrado, el número 4, lo impar respecto de lo par, etc.); la operación que realiza el alma para aprehender estos conceptos es el entendimiento. En la última parte, asienta los seres inteligibles superiores, aquellas ideas que solo pueden ser definidas por otras y que de ninguna manera pueden ser representadas para la percepción sensorial (i.e. la justicia, la virtud, el valor, etc.); para comprenderlos el alma se dispone hacia ellos utilizando la inteligencia.

Así para la primera sección Platón entendió que la imaginación y la creencia, es decir, la mera descripción de lo que se percibe, puede dar como resultado una opinión. Sin embargo el entendimiento y la inteligencia son para Platón aquellas operaciones de las que se obtiene el conocimiento.

La metafísica de Platón, y particularmente el dualismo entre lo inteligible y lo perceptivo, inspiró posteriormente a los pensadores Neoplatónicos, tales como Plotino, Porfirio y Proclo, y a otros realistas metafísicos. Padres del cristianismo, como Agustín de Hipona, y el así llamado Pseudo Dionisio también fueron muy influenciados por su filosofía.

Si bien las interpretaciones de las escrituras de Platón (particularmente La República) han tenido una inmensa popularidad en la larga historia de la filosofía occidental, también es posible interpretar sus ideas en una forma más conservadora que favorece la lectura desde un punto de vista epistemológico más que metafísico como sería el caso de la metáfora de la Cueva y la Línea Dividida (ahora bien, también hay autores importantes que hablan de la necesidad de realizar una interpretación fenomenológica sobre Platón para lograr ver al autor más allá de las capas históricas que lo incubren debido a sus otras interpretaciones menos afortunadas). Existen obvios paralelos entre la alegoría de la Cueva y la vida del maestro de Platón, Sócrates, quien fue ejecutado en su intención de abrir los ojos a los atenienses. Este ejemplo revela la dramática complejidad que frecuentemente se encuentra bajo la superficie de los escritos de Platón (no hay que olvidar que en La República, quien narra la historia es Sócrates).

(Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Plat%C3%B3n#Cosmolog.C3.ADa)

Platón y la concepción del hombre (Antropología platónica)

amor platónico

Al igual que en su metafísica, la concepción platónica del hombre va a presentar un acentuado dualismo, una escisión entre dos partes íntimas pero irreconciliables en el ser humano: el cuerpo, que representa nuestra materialidad, la corporeidad que nos sitúa como algo más dentro del mundo sensible y el alma, que es aquello que nos hace propiamente hombres; seres distintos al resto de lo existente, intermediarios entre lo puramente material y lo divino: lo espiritual, lo racional.

El hombre es concebido como un compuesto accidental de estas dos substancias: psiché (alma) y soma (cuerpo).

El alma es preexistente al cuerpo e inmortal y tiene como lugar natural el mundo suprasensible de las ideas.

El cuerpo es la cárcel del alma durante su existencia terrena, y constituye un estorbo para el alma que, con sus pasiones, la arrastra a la extrañeza de lo material, impidiéndole su hacer propio: la contemplación de las ideas. El ideal de hombre en Platón es una inteligencia pura desligada de la carnalidad. Por eso, el filósofo no ha de temer la muerte:

-La razón no tiene más que un camino a seguir en sus indagaciones; mientras tengamos nuestro cuerpo, y nuestra alma esté sumida en esta corrupción, jamás poseeremos el objeto de nuestros deseos; es decir, la verdad. En efecto, el cuerpo nos pone mil obstáculos por la necesidad en que estamos de alimentarle, y con ésto, y las enfermedades que sobrevienen, se turban nuestras indagaciones. Por otra parte, nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil quimeras y de toda clese de necesidades; de manera que nada hay más cierto que lo que se dice ordinariamente: que el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría. Porque ¿de dónde nacen las guerras, las sediciones, los combates? Del cuerpo, con todas sus pasiones.

En efecto; todas las guerras no proceden sino del ansia de amontonar riquezas, y nos vemos obligados a amontonarlas a causa del cuerpo, para servir como esclavos a susu necesidades. He aquí por qué no tenemos tiempo para pensar en la filosofía; y el mayor de nuestros males consiste que en el acto de tener tiempo y ponernos a meditar, de repente interviene el cuerpo en nuestras indagaciones, nos embaraza, nos turba y no nos deja discernir la verdad.

Está demostrado que si queremos saber verdaderamente alguna cosa, es preciso que abandonemos el cuerpo, y que el alma sola examine los objetos que quiere conocer. Sólo entonces gozamos de la sabiduría, de que nos mostramos tan celosos; es decir, después de la muerte, y no durante la vida. La razón misma lo dicta : porque si es imposible conocer nada en su pureza mientras vivimos con el cuerpo, es preciso que suceda una de estas dos cosas: o que no se conozca nunaca la verdad, o que se conozca después de la muerte, porque entonces el alma, libre de esta carga, se pertenecerá a sí misma; pero mientras estemos en esta vida no nos aproximaremos a la verdad sino en razón de nuestro alejamiento del cuerpo, renunciando a todo comercio con él y cediendo sólo a la necesidad.

La inmortalidad del alma platónica constituyó una novedad filosófica en su época. Una doctrina extraña a los griegos proviniente del orfismo y el pitagorismo y que va a permitirle al autor establecer la posibilidad de que los hombres conozcan lo verdaderamente real, las ideas, escapando así de lo puramente fenoménico.

El hombre puede conocer la verdad porque no es un elemento más de la materialidad siempre fluyente, a la deriva en el ámbito de la sensibilidad. El hombre es un ser privilegiado, consciente del distinto lugar que ocupa dentro del cosmos; partícipe de una inteligencia(el fuego divinino prometeico) que no es de este mundo. Su naturaleza es puramente racional, un modo de ser intermedio : ni pura sensibilidad ni pura materialidad.

Platón estableció una división tripartita del alma:

DIVISIÓN TRIPARTITA DEL ALMA EN PLATÓN

PARTES DEL ALMA

RACIONAL
(nous, lógos)

IRASCIBLE
(Thymós)

APETITIVA
(epithymía)

CARÁCTER

Inmortal

Mortal

Mortal

SITUACIÓN

Cabeza

Tórax

Estómago

VIRTUDES

Prudencia, sabiduría
(Phrónesis, sophía)

Fortaleza, valor
(andreía)

Templanza
(Sophrosyne)

CLASES SOCIALES

Gobernantes-filósofos

Guardianes

Productores

A cada tipo de alma le pertenecen unas características esenciales propias. La clasificación es, por tanto, cualitativa.

El alma superior, propia y exclusiva del hombre es la racional. Ésta es inmortal y se halla ubicada en la cabeza.

Las otras dos almas, la irascible y la concupiscible (o apetitiva) son mortales y se hallan situadas respectivamente, en el tórax y en el abdomen.

El hombre es propiamente su alma, no su cuerpo. Nuestra naturaleza propia es la racionalidad, lo único que puede distinguirnos de los demás animales. En tanto que cuerpo, no somos nada distinto de aquéllos.

Esta división tripartita le permite al filósofo, por una parte, dar cuenta de ciertas tentencias e instintos humanos y, por otra parte, jerarquizar a la sociedad en distintas clases sociales según la naturaleza propia de cada quién, que viene determinada por el mayor peso o predominio de un tipo de alma u otro.

(Tomado de http://cibernous.com/autores/platon/teoria/antropologia/antro.html)

Filosofía política: el Estado ideal

Las ideas filosóficas de Platón tuvieron muchas implicaciones sociales, particularmente en cuanto al estado o gobierno ideal. Hay discrepancias entre sus ideas iniciales y las que expuso posteriormente. Algunas de sus más famosas doctrinas están expuestas en La República. Sin embargo, con los estudios filológicos modernos se ha llegado a implicar que sus diálogos tardíos (Político y Las Leyes) presentan una fuerte crítica ante sus consideraciones previas, esta crítica surgirá a raíz de la enorme decepción de Platón con sus ideas y a la depresión mostrada en la Carta VII.

Para Platón lo más importante en la ciudad y en el hombre sería la Justicia. Por tanto su Estado estará basado en una necesidad ética de justicia. La justicia se conseguirá a partir de la armonía entre las clases sociales y, para los individuos, en las partes del alma de cada uno.

Platón decía que las sociedades debieran tener una estructura tripartita de clases la cual respondía a una estructura según el apetito, espíritu y razón del alma de cada individuo:

De acuerdo con este modelo, los principios de la democracia ateniense, como existía en aquella época, eran rechazados en esta idea y muy pocos estaban en capacidad de gobernar. Este desprecio a la democracia podría deberse a su rechazo frente al juicio a Sócrates. En lugar de retórica y persuasión, Platón dice que la razón y la sabiduría (episteme) son las que deben gobernar. Esto no equivale a tiranía, despotismo u oligarquía. Como Platón decía:

Hasta que los filósofos gobiernen como reyes o, aquellos que ahora son llamados reyes y los dirigentes o líderes, puedan filosofar debidamente, es decir, hasta tanto el poder político y el filosófico concuerden, mientras que las diferentes naturalezas busquen solo uno solo de estos poderes exclusivamente, las ciudades no tendrán paz, ni tampoco la raza humana en general.

Platón describe a estos “reyes filósofos” como aquellos que “aman ver la verdad esté donde esté con los medios que se disponen” y soporta su idea con la analogía de un capitán y su navío o un médico y su medicina. Navegar y curar no son prácticas que todo el mundo esté calificado para hacerlas por naturaleza. Gran parte de La República está dedicada a indicar el proceso educacional necesario para producir estos “filósofos reyes”, de hecho el Estado ideal platónico será en gran medida un ente dedicado a la educación.

Se debe mencionar, sin embargo, que la idea de la ciudad que se describe en La República la califica Platón como una ciudad ideal, la cual se examina para determinar la forma como la injusticia y la justicia se desarrollan en una ciudad. De acuerdo a Platón, la ciudad “verdadera” y “sana” es la que se describe en el libro II de La República, que contiene trabajadores, pero no tiene los reyes-filósofos, ni poetas ni guerreros.

En todo caso, para Platón el Estado ideal (Monarquía) devendrá en una corrupción triste pero necesaria. Así establece Platón las categorías de los diferentes estados en un orden de mejor a peor:

La aristocracia o monarquía corresponde al Estado ideal con su división de clases tripartita (Filósofos-Guardianes-Trabajadores).

Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Plat%C3%B3n#Cosmolog.C3.ADa)

3.3 Aristóteles

(Estagira, 384-Calcis, 322 a.J.C.) Filósofo griego. Hijo del médico real de Macedonia, estuvo veinte años en la Academia de Platón, primero como discípulo y luego como investigador y como tutor. Candidato a ser el sucesor del maestro, se afirma (aunque es dudoso) que quedó despechado por el nepotismo de la elección de Espeusipo y marchó a Assos (Asia Menor), donde escribió su diálogo Sobre la filosofía (la «carta de Assos») y fundó un centro de estudio bajo la protección de su amigo Hermias, gobernador de Atarnea, con una de cuyas parientes, llamada Pitias, se casó.

Aristóteles
Aristóteles

Muerto Hermias (capturado y crucificado por el sátrapa Mentor), partió hacia Lesbos como huésped de Teofrasto; fiel a la amistad, compuso la Oda a la virtud, en memoria de Hermias y por la que veinte años después sus enemigos intentaron procesarle por impiedad. Aceptó luego de Filipo II de Macedonia el cargo de preceptor de Alejandro (de 13 años), quien siempre conservaría un gran respeto por su maestro, le apoyaría económicamente e incluso le mandaría desde el Indo ejemplares de la fauna y de la flora de su imperio.

Aristóteles se había trasladado mientras tanto, de nuevo, a Atenas y había fundado el Liceo, donde enseñaba paseando (de ahí el nombre de escuela «peripatética»), seguía sus investigaciones y análisis de datos, correspondientes a los más diversos campos (arte dramático, constituciones políticas, deportes olímpicos, zoología), y elaboraba una veintena de obras. Sin embargo, al morir Alejandro (a los 33 años), el clan de Demóstenes (autor de las Filípicas y, por tanto, enemigo de Aristóteles) se envalentonó y «el Estagirita» volvió a decidir su partida, para «ahorrar a los atenienses un segundo atentado contra la filosofía» (el primero lo habían cometido con Sócrates). Al año siguiente, moría en Eubea de úlcera de estómago.

Escondidas en una bodega -para protegerlas de los proveedores de Pérgamo-, sus obras fueron olvidadas, descubiertas por azar, ordenadas y editadas por Andrónico de Rodas en la Roma de Cicerón, redescubiertas como totalidad en la Edad Media por los árabes, cristianamente interpretadas (bautizadas) por los tomistas y neoescolásticos, relegadas por los modernos y, por último, definitivamente rehabilitadas a partir de Hegel.

De ellas, la tradición ha recogido con el nombre de Órganon las obras de lógica: Categorías, De la interpretación, Primeros y Segundos analíticos, Tópicos y Refutaciones de los sofismas. Además de la Retórica, de la Poética (en parte) y de Sobre el alma, la «antropología» de Aristóteles comprende la Ética a Eudemo, la Ética a Nicómaco, la Política y la Constitución de Atenas. Sus obras sobre la naturaleza son: Del cielo, De la generación y corrupción, los Meteoros, la Mecánica, De las partes de los animales, De la generación de los animales, Sobre el caminar, Sobre el movimiento, etc. Los varios libros de la Física y de la Metafísica fundamentan y coronan el conjunto.

Gracias a él, sabemos de la ciencia positiva de la época y de los trabajos y concepciones de sus predecesores y contemporáneos. Aristóteles aporta siempre agudas y originales observaciones y no pocas de sus adquisiciones lo han sido de las ciencias naturales de todos los tiempos (algunas, incluso, no confirmadas hasta el s. XIX): describió unas 400 especies (de las que disecó unas 50), distinguió entre animales «sanguíneos» (vertebrados) y «exangües» (invertebrados), clasificó a los murciélagos como mamíferos, describió la vida social de las abejas, distinguió entre insectos dípteros e himenópteros y entre rocas y minerales y aportó la noción capital de especie.

Clasificador y analista universal (de regímenes políticos, de géneros literarios, de categorías y de modos de razonar e, incluso, del ser y de las causas) y tan atento al fenómeno del lenguaje como reticente con los abusos del habla, Aristóteles se planteó además y sobre todo las grandes cuestiones de fondo: la estructura de la materia, la organización de la vida, el poder del espíritu y sus límites, la libertad del hombre y su sentido y la trascendencia misma de la divinidad y su misterio

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/aristoteles.htm

Aristóteles se ha significado como uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos y ha sido uno de los pilares del pensamiento occidental. Sus obras, escritas hace más de dos mil trescientos años, siguen ejerciendo una influencia notable sobre innumerables pensadores contemporáneos y continúan siendo objeto de estudio por parte de múltiples especialistas. La filosofía de Aristóteles constituye, junto a la de su maestro Platón, el legado más importante del pensamiento de la Grecia antigua.

Pese a ser discípulo de Platón, Aristóteles se distanció de las posiciones idealistas, para elaborar un pensamiento de carácter naturalista y realista. Frente a la separación radical entre el mundo sensible y el mundo inteligible planteada por las doctrinas platónicas, defendió la posibilidad de aprehender la realidad a partir de la experiencia. Así pues, en contra de las tesis de su maestro, consideró que las ideas o conceptos universales no deben separarse de las cosas, sino que estaban inmersos ellas, como forma específica a la materia. Por estos motivos, otorgó gran importancia a los estudios científicos y a la observación de la naturaleza. Sin embargo, las preocupaciones de Aristóteles no se dirigieron únicamente al estudio especulativo de las cosas y sus causas, sino que también se centraron en cuestiones de lógica formal, moral, política y estética. De acuerdo con las fuentes antiguas, el filósofo griego escribió 170 obras, aunque sólo 30 se han conservado hasta nuestros días.

La metafísica

La preocupación metafísica de Aristóteles es a la vez crítica, con respecto a la de su maestro Platón, y constructiva, puesto que se propone una nueva sistematización. Lo que pretende con la metafísica es llegar a saber "de los principios y de las causas primeras". Aborda los temas de la metafísica en lo que él llama "filosofía primera", ciencia que considera el ser en cuanto ser. Por ocuparse de las primeras y verdaderas causas, puede ser considerada igualmente ciencia de lo divino, ciencia teológica (Theoldgiké épistéme).

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/aristoteles/fotos/aristoteles_miniatura.jpg
La vida de Aristóteles contada en una miniatura medieval

Aristóteles rechaza la teoría platónica de las Ideas separadas de los entes de este mundo. Lo verdaderamente existente no son los "reflejos" de las Ideas, sino los entes individuales, captados por la inteligencia y en los que reside el aspecto universal. En todo ser se da la sustancia (ousìa, esencia de cada ente individual subsistente en sí mismo) y el accidente (cualidad que no existe en sí misma sino en la sustancia). Las sustancias sensibles se hallan constituidas por dos principios: materia, que dice de qué está hecha una cosa, y forma, disposición o estructura de la misma.

Para explicar el cambio se vale de las nociones de acto y potencia, determinaciones primeras del ser. Ahora bien, con estas dos nociones sabemos cómo suceden los cambios o movimientos, pero no sabemos por qué. Esto lo conocemos mediante las razones o causas del cambio, que Aristóteles concretiza en cuatro: causa material, causa formal, causa eficiente y causa final (o teleológica). Esta última es de gran importancia para el Estagirita, ya que está convencido de que todo existe para cumplir un fin, pues todo, por su propia inmanencia, busca su intrínseca perfección.

La ciencia metafísica de Aristóteles culmina en la teología, la cual se ocupa del ser que existe per se, o sea, el ente en su sentido más pleno, la forma pura sin materia. Para probar la existencia de ese ser, apela a varios argumentos: "Entre las cosas que existen una es mejor que la otra; de allí que exista una cosa óptima, que debe ser la divina". Su argumento más conocido es el denominado de predicamento cosmológico: las cosas de este mundo son perecederas, y por lo tanto sufren cambio; este cambio acaece en el tiempo. Cambio y tiempo son, pues, imperecederos; mas para que se produzca el cambio o movimiento eterno ha de existir una sustancia eterna capaz de producir ese movimiento. Pero no podemos retrotraernos al infinito para buscar las causas de las causas, por lo que debemos llegar a un Primer Motor inmóvil. Este motor es Dios, concebido por Aristóteles como fuerza inmaterial inalterable. Ese Ser, sin embargo, no aparece en Aristóteles como creador del mundo, porque éste es eterno.

Alma y conocimiento

Todos los seres vivos se presentan a Aristóteles como poseedores de alma (psyché), con lo cual se distinguen de los seres inanimados o inorgánicos. Distingue tres clases de alma: vegetativa (propia de las plantas, pero presente también en los animales y en el hombre), sensitiva (propia de los animales y del hombre), racional (exclusiva del hombre). Ésta tiene tres características: es causa del movimiento del cuerpo, conoce y es incorpórea.

Con respecto al conocimiento, Aristóteles no admite las doctrinas de Platón, ni tampoco el innatismo. La mente al nacer es "tamquam tabula rasa", en la que nada hay escrito. El conocimiento comienza en los sentidos, como nos demuestra la experiencia. Las captaciones de los sentidos son aprehendidas por el intelecto, generándose así el concepto. De esta forma llegamos al conocimiento suprasensible.

Ética

La ética de Aristóteles tiene un fin que se resume en la búsqueda de la felicidad. Para algunos, la felicidad consiste en los placeres; para otros, en las riquezas; pero el hombre sabio la busca en el ejercicio de la actividad que le es propia al hombre, es decir, en la vida intelectiva. Ello no excluye el goce moderado de los placeres sensibles y de los demás bienes, con tal de que no impida la contemplación de la verdad. Sobre esta base desarrolla Aristóteles el concepto de virtud. La virtud consiste en el justo medio. Lo que quiere dar a entender es que el actuar del hombre debe estar regido por la prudencia o regla recta. Hay dos modalidades de virtud: las dianoéticas (que se refieren al ejercicio de la inteligencia) y las éticas (que se refieren a la sensibilidad y los afectos). Todas las virtudes son hábitos que se adquieren por medio de la repetición. La virtud por excelencia es la justicia, la cual consiste en el acatamiento de las leyes y en el respeto a los demás ciudadanos.

Política

Para Aristóteles el hombre es un "animal político" por naturaleza. Sólo los animales y los dioses pueden vivir aislados. La fuerza natural hacia la reproducción y la conservación inclina a los hombres a vivir unidos, primero en la familia, luego en la aldea (unión de varias familias) y finalmente en la ciudad-estado (ni muy pocos, ni demasiados habitantes). El buen funcionamiento de una ciudad-estado no se asegura solamente por aunar voluntades hacia un mismo fin; se requiere también de leyes sensatas y apropiadas que respeten las diferencias y eduquen a los ciudadanos para la responsabilidad civil dentro de la libertad (Aristóteles, en su mentalidad clasista griega, no concibe el derecho de ciudadanía ni para las mujeres ni para los esclavos).

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Aristóteles estudiando la naturaleza

Existen tres formas de legítimo gobierno: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno de los mejores) y república (gobierno de muchos). A esas formas rectas de gobierno se oponen la tiranía, la oligarquía y la democracia (Aristóteles entiende por "democracia" el gobierno de los pobres). No se puede decir cuál de las tres es mejor, pues la teoría concreta para un pueblo hay que deducirla de una indagación objetiva de las varias formas históricas de gobierno, y definir según las circunstancias cuál es más conveniente para un determinado estado (Aristóteles recogió y estudió las constituciones de 158 estados). En principio, toda forma de gobierno es buena si quien gobierna busca el bien de los gobernados.

Su influencia

Durante mucho tiempo, el pensamiento aristotélico se vio eclipsado por el prestigio de las doctrinas de Platón. En época de la Roma cristianizada, el naturalismo y el realismo de Aristóteles eran despreciados y se privilegiaban las lecturas neoplatónicas de Plotino y Beocio. Debido al espiritualismo que caracterizó al pensamiento medieval, las doctrinas de Platón gozaron de preeminencia hasta el siglo XII.

Los filósofos árabes -y, particularmente, Avicena y Averroes- contribuyeron a que el pensamiento aristotélico fuese de nuevo objeto de atención en Occidente. El creciente interés por la naturaleza mostrado por el pensamiento cristiano en la Baja Edad Media hizo posible que la obra de Aristóteles fuese estudiada. Roger Bacon y Alberto Magno reivindicaron el pensamiento de este filósofo, y santo Tomás de Aquino lo transformó en la base de la teología cristiana.

Los estudios de la escuela de Florencia, Francis Bacon y Galileo quebrantaron la autoridad aristotélica. Sin embargo, los escritos del filósofo griego continuaron ejerciendo influencia sobre diversas corrientes de pensamiento modernas, como el idealismo, el neoescolasticismo, el conductismo y el dinamismo de Bergson, entre otras.

Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/monografia/aristoteles/filosofia.htm