George Kelly

George Kelly nació el 28 de abril de 1905, en una granja cercana a Perth, Kansas. Fue el único hijo de Theodore y Elfleda Kelly. Su padre era al principio un ministro presbiteriano que se había retirado a la granja por prescripción médica. Su madre era una profesora de colegio.

La escolaridad de George fue de lo más errática.

Se mudó a Sheldon, Iowa donde enseñó y supervisó clases de teatro dramático en un colegio. Allí conoció a la que sería su mujer, Gladis Thompson. Después de unos cuantos trabajos de corto plazo, recibió una beca para acudir a la Universidad de Edimburgo, donde recibió su título de grado en Educación dentro de Psicología. En 1931, recibió su licenciatura en psicología de la Universidad Estatal de Iowa. Entonces, durante la depresión y mientras trabajaba en el Fort Hays Kansas State Collage, fue cuando desarrolló su teoría y sus técnicas clínicas. Durante la Segunda Guerra Mundial, Kelly prestó sus servicios como psicólogo de aviación dentro de la Marina, seguido de un trabajo obligatorio en la Universidad de Maryland.

En 1946, sustituye por la Universidad estatal de Ohio; un año después de que Carl Rogers se había ido, adquiriendo la dirección de su programa clínico. Fue aquí donde su teoría maduró; donde escribió sus dos volúmenes, La Psicología de los Constructos y donde influenciaría a un gran número de estudiantes.

En 1965, empezó a ocuparse de trabajos de investigación en la Universidad Brandeis, donde trabajaba Maslow. Por desgracia, murió muy poco tiempo después, el 6 de marzo de 1967.

George Kelly estaba enseñando psicología fisiológica en Fort Hays Kansas State Collage en 1931. Era la época de la depresión y los trastos sucios. Al reconocer las penurias y sufrimientos de las familias granjeras de esta parte del centro-oeste de Kansas, decidió hacer algo más humanitario con su vida: decidió desarrollar un servicio clínico rural. En principio, Kelly usó el entrenamiento freudiano estándar que cualquier psicólogo licenciado recibía en esos días. Tenía a estas personas tumbadas en el diván, asociando libremente, contándole sus sueños. Cuando veía resistencias o símbolos de necesidades agresivas o sexuales, pacientemente transmitía sus impresiones con ellos. Era sorprendente ver cómo estas relativamente poco sofisticadas personas recibían fácilmente estas explicaciones sobre sus problemas. Era seguro que, dada su cultura, estas personas debían recibir como terriblemente raras las interpretaciones clásicas freudianas. Sin embargo, no era así. Aparentemente, las personas ponían su fe en él, el profesional.

No obstante, el propio Kelly no estaba conforme con las interpretaciones clásicas freudianas. Las consideraba un poco fuera de tiempo y lugar, como muy poco apropiadas para la vida de las familias granjeras de Kansas. Con lo que, a medida que pasó el tiempo, empezó a notar que sus interpretaciones de los sueños y demás se estaban volviendo cada vez menos ortodoxas. De hecho, empezó a hacerlas como ¡explicaciones! Sus clientes le escuchaban tan atentamente como siempre y empezó a mejorar lenta pero firmemente.

Empezó a creer que lo que verdaderamente le importaba a estas personas era que tenían una explicación para lo que les pasaba; que tenían una vía para comprender sus dificultades. Lo que importaba era que el “caos” de sus vidas desarrollaban un cierto orden. Y descubrió que, mientras que se aceptaba de buena manera cualquier orden que surgiera de una figura de autoridad, cualquier orden y comprensión que proviniera de sus propias vidas, de su propia cultura, era incluso mejor.

Teoría

La teoría de Kelly empieza con lo que él llama “la metáfora prodigiosa”. Kelly había observado mucho tiempo atrás que tanto los científicos, como los terapeutas usualmente demostraban una actitud peculiar ante las personas: mientras que se veían a sí mismos de manera bastante bien, tendían a lo contrario con sus clientes; al tiempo que se consideraban como embarcados en las finas artes de la razón y el empirismo, veían a la gente común como víctimas de sus energías sexuales o de sus historias condicionantes. Pero Kelly, ayudándose de sus experiencias con sus estudiantes y granjeros de Kansas, notó que estas personas comunes también estaban envueltos en los temas de la ciencia; ellos también estaban intentando comprender lo que les ocurría.

O sea, que las personas comunes también son científicas. Tienen construcciones de su realidad, de la misma forma en que los científicos tienen teorías. Tienen expectativas o anticipaciones, como los científicos poseen hipótesis. Se embarcan en comportamientos que prueban esas expectativas, como los científicos hacen con sus experimentos. Mejoran su comprensión de la realidad sobre la base de sus experiencias, como los científicos ajustan su teoría para que encaje en los hechos.

Toda la teoría de Kelly surge de esta metáfora.

Kelly organizó su teoría en un postulado fundamental y en 11 corolarios. Su postulado fundamental dice así: “Los procesos de una persona son canalizados psicológicamente a medida que anticipan los eventos.”

Kelly define los procesos como nuestras experiencias, pensamientos, sentimientos, comportamientos y cualquier otra cosa que nos dejemos en el tintero. Todas estas cosas están determinadas, no solamente por la realidad externa, sino por nuestros esfuerzos de anticiparnos al mundo, a otras personas, y a nosotros mismos, en todo momento y siempre, día tras día, año tras año.

El Corolario de la Construcción

“Una persona anticipa los eventos cuando construye sus reproducciones exactas”.
Esto quiere decir que construimos nuestras anticipaciones usando nuestra experiencia pasada. Somos fundamentalmente criaturas conservadoras; esperamos que las cosas ocurran tal y como lo han hecho antes. Buscamos los patrones, las consistencias, en nuestras experiencias. Si preparo mi alarma de mi reloj, espero que suene a la hora en que lo he puesto, ya que esto lo ha hecho desde que lo tengo. Si me comporto de forma amable con alguien, yo espero que me respondan de la misma manera.

El Corolario de la experiencia

“El sistema de construcción de una persona varía a medida que sucesivamente construye las reproducciones exactas de los eventos.”
Cuando las cosas no ocurren de la manera en que esperamos que lo hagan, tenemos que adaptarnos, tenemos que reconstruir. Esta nueva experiencia altera nuestras futuras anticipaciones. Aprendemos.

Este sería el paso desde la experimentación y observación a la validación o reconstrucción: basándome en los resultados de nuestro experimento (los comportamientos que llevamos a cabo) o en nuestras observaciones (las experiencias que tengo), podemos mantener nuestra fe en la teoría de la realidad que creamos o la cambiamos por otra.

El corolario de la dicotomía

“El sistema de construcción de una persona está compuesto de un número finito de constructos dicotómicos.”
Guardamos la experiencia en forma de constructos, término al cual también Kelly ha llamado “conceptos útiles”, “ficciones convenientes” y “plantillas transparentes”. Lo que hacemos es “colocar” estas “plantillas” en el mundo, guiando nuestras percepciones y comportamientos.

Con frecuencia les llama constructos personales, enfatizando el hecho de que son tuyos y de nadie más; únicos para ti. Un constructo no es un título o categoría, o cajón de sastre, o dimensión que yo como psicólogo te coloco a ti, esa persona común. Es un poco el cómo ves el mundo.

Son muchos los constructos que tienen nombre o pueden nombrarse fácilmente: bueno-malo, contento-triste, introvertido-extravertido, fluorescente-incandescente...pero existen otros que no son nombrables. Los bebés, e incluso los animales, tienen constructos: comida-que-me-gusta vs. Comida-que-escupo; peligro vs. Seguridad; mamá vs. Extraño.

Otra diferenciación que hace Kelly con respecto a los constructos se refiere a los constructos periféricos y centrales.
- Los constructos periféricos son aquellos más universales, propios de los demás aunque incluyen aspectos propios de uno mismo.
- Los centrales, por otro lado, son aquellos más significativos para uno mismo, hasta el extremo de que determinan lo que somos. Escriba los primeros 10 o 20 adjetivos que se le ocurran sobre sí mismo; esto sería algo muy cercano a los constructos centrales. Los constructos centrales es lo más cercano de Kelly a la idea de self.

El corolario de la organización

“De forma característica, cada persona desarrolla (en virtud de su conveniencia anticipando los eventos) un sistema de construcción que engloba relaciones ordinales entre los constructos”

Los constructos no están simplemente flotando sin conexión alguna. Si están ahí, no podríamos ser capaces de usar una sola pizca de información sin que eso nos lleve a otra (¡no seríamos capaces de anticipar!) Cuando nos mencionan la forma de ser de esa chica con la que vamos a salir y que no conocemos; de que tiene una gran personalidad y es guapa, llegamos a creer que cuando la veamos será como Cuasimodo. ¿Cómo hemos llegado desde “gran personalidad” a “Cuasimodo”? ¡Por la organización!

Algunos constructos están subordinados a otros, o “bajo” otros constructos. Hay dos versiones de esto. Primero, hay una especie taxonómica de subordinación, como las “ramas” de la vida animal o vegetal que aprendemos en la escuela cuando damos biología. Hay seres vivos versus seres no-vivos, por ejemplo: cosas subordinadas a seres vivos serían, digamos, plantas versus animales; bajo plantas, podría haber árboles versus flores; bajo árboles, podría haber coníferas versus decidías; y así, sucesivamente.

Imagínense, estos son constructos personales, no constructos científicos aunque de hecho son constructos taxonómicos. Podrían ser o no los mismos constructos científicos que usamos en biología o no. Tengo una planta conífera llamada árbol de Navidad.

El corolario del rango

“Un constructo es conveniente para su anticipación exclusivamente para un rango finito de eventos.”

Cualquier constructo no es válido para todo. El constructo de género (macho-hembra) es para la mayoría de nosotros algo de importancia solo con personas y para algunos animales superiores como las mascotas y nuestro ganado. Pocos de nosotros nos preocupamos sobre el sexo de una mosca, o de un cocodrilo o de incluso un armadillo. Y creo que nadie aplica el género a las formaciones geológicas o a los partidos políticos. Estas cosas están fuera del rango de conveniencia del constructo de género.

Algunos constructos son muy amplios; o lo que es lo mismo, extensos en su aplicación. Bueno-malo es quizás el constructo más amplio de todos, ya que se puede aplicar casi a cualquier cosa. Otros constructos son más incidentales o específicos. Fluorescente-incandescente es un constructo bastante específico, ya que solo puede aplicarse a las bombillas.

El corolario de la modulación

“La variación en el sistema de construcciones de una persona está limitada a la permeabilidad de los constructos dentro de cuyos rangos de conveniencia descansa las variantes.”

Algunos constructos son “elásticos”; tienden a “modular”; son permeables, lo que significa que están abiertos a ampliar el rango donde se sitúan. Otros constructos son relativamente impermeables.

El corolario de la selección

“Una persona selecciona o escoge para sí misma aquella alternativa en un constructo dicotómico a través de la cual poder anticipar una mayor posibilidad de extensión y definición de su sistema.”

Con todos estos constructos y todos estos polos, ¿cómo escogemos nuestros comportamientos? Kelly dice que seleccionamos la actuación que llevaremos a cabo aquello que anticipamos como más elaborado dentro de nuestro sistema de construcción; es decir, aquello que mejore nuestra comprensión, nuestra habilidad para anticiparnos. La realidad nos ofrece límites ante aquello que podemos experimentar o hacer, pero nosotros escogemos cómo construir o interpretar esa realidad. Y también escogemos interpretar esa realidad de la forma en que creamos que mejor nos vendrá.

Comúnmente, nuestras selecciones están entre alternativas aventuradas y otras más seguras. Podríamos, digamos, extender nuestra comprensión sobre la interacción humana heterosexual (ligar) a través de apoyarnos en una elección aventurada de acudir a más fiestas, conocer más personas, desarrollar más relaciones sociales y demás.

El corolario de la individualidad

“Las personas difieren unas de otras en su construcción de los eventos.”
Dado que cada uno de nosotros tiene experiencias distintas, la construcción de la realidad de cada uno es diferente. Recordemos que Kelly llama a su teoría, la teoría de los constructos personales. Él no está de acuerdo con los sistemas de clasificación, con los tipos personales o con los tests de personalidad. Su propio y famoso “test rep”, si lo analizamos, no es para nada una prueba en el sentido tradicional.

El corolario de la globalidad

“Siempre que una persona emplea una construcción de experiencias similar a la empleada por otra, sus procesos psicológicos serán parecidos a los de esa otra persona.”
El hecho de que seamos diferentes todos no quiere decir que no seamos similares. Si nuestro sistema de construcción (nuestra comprensión de la realidad) es similar, así serán también nuestras experiencias, nuestros comportamientos y nuestros sentimientos. Por ejemplo, si compartimos la misma cultura; si percibimos las cosas de forma parecida, y mientras más cercanos estemos entre sí, más similares seremos.

De hecho, Kelly dice que gastamos gran parte de nuestro tiempo buscando la validación de otras personas. Un hombre que está sentado en un bar de su vecindario que grita “¡mujeres!”, lo hace con la expectativa de que sus colegas en el bar respondan con el apoyo de su visión del mundo de que en ese preciso momento está desesperado por conseguir “¡Siiiiiií, mujeres!, no podemos vivir sin ellas ni con ellas.” El mismo escenario se aplica, con sus diferencias necesarias, a las mujeres. Y escenarios similares se pueden también aplicar a los niños preescolares, a las pandillas adolescentes, al clan, a los partidos políticos, a las conferencias científicas y demás. Buscamos el apoyo de aquellos que son similares a nosotros. ¡Sólo ellos saben cómo verdaderamente nos sentimos!

El corolario de la fragmentación

“Una persona puede usar sucesivamente una construcción de subsistemas, los cuales son hipotéticamente incompatibles con el resto”

El corolario de la fragmentación dice que podemos ser inconsistentes con nosotros mismos. De hecho, es raro encontrar a una persona que tenga “todo perfectamente atado” y que funcione en todo momento como una personalidad unificada. Por ejemplo, casi todos nosotros, representamos diferentes papeles a lo largo de nuestra vida: soy un hombre, un esposo, un padre, un hijo, un profesor; soy alguien con una cierta etnia y me identifico con una política, una religión y una filosofía.; a veces soy un paciente; otras un consumidor, y otras un buen comensal. Y desde luego no soy el mismo en esos diversos papeles.

A veces los roles están separados por las circunstancias. Un hombre puede ser policía en la noche, actuando como una persona fuerte, autoritaria y eficiente. Pero durante el día, puede ser un padre, actuando gentilmente, cariñoso y afectivo. Una vez que separamos las circunstancias, los roles no entran en conflicto. Pero si no lo hacemos, vemos como este hombre puede encontrarse en la situación de ¡arrestar a su propio hijo! O puede verse siendo un padre fuerte y decidido en un minuto y en el siguiente siendo un padre sobre protector.

El corolario de la sociabilidad

“Hasta el punto de que una persona construye los procesos de construcción de otra, ésta puede tener un papel en los procesos sociales que envuelven a la otra persona.”

Aunque no seas realmente similar a otra persona, aún puedes relacionarte con ella. De hecho, puedes “construir de igual manera a como construye otro”; “meterte dentro de su cabeza”; “percibir de dónde viene” y “saber lo que quiere decir”. En otras palabras, me puedo situar en una posición aledaña a mí mismo (a través del corolario de la fragmentación) para “ser” otra persona.

Esto es una parte importante del “role playing”, dado que cuando estás actuando un papel, lo haces hacia o con otra persona; alguien que necesitas comprender para poder relacionarte con ella. Kelly pensó que esto era tan importante que lo llamó la teoría del rol, pero el nombre ya había sido escogido con anterioridad. De hecho, estas ideas provienen de la escuela de pensamiento en sociología fundada por George Herbert Mead.

De acuerdo con Kelly, los trastornos psicológicos ocurren cuando una persona se aferra a los constructos personales y continúa usándolos a pesar del hecho de que la experiencia subsiguiente no los valide. Dicho individuo tiene dificultad para anticipar y predecir acontecimientos y es incapaz de aprender de las experiencias. La psicoterapia, entonces, consiste en un método de "reconstrucción" mediante el uso de representaciones de roles y terapia de rol fijo, entre otros.